El apoyo cívico.
Marcha decisiva.
Hoy se despejarán muchas incógnitas sobre el futuro de la actual unidad de la oposición, que tiene en vilo a la sociedad civil, porque desde los partidos y los gobiernos regionales y locales se trasmite una mezquina competencia que a nadie favorece. No olvidemos que aquellos vientos de finales del año 1999 fueron los que impulsaron la candidatura de Hugo Chávez, como un líder modélico capaz de transformar las instituciones y de limpiar la corrupción.
Pues nada de lo demagógicamente prometido en esos preludios civiles de los conspiradores, que como siempre adelantan los militares ambiciosos cuando se sienten la mejor marca de detergente para limpiar el sistema, se pudo cumplir en los diez años de gobierno militar golpista.
Al contrario, hoy la corrupción chorrea como una capa de chocolate que se derrite sobre un helado de mantecado sin la existencia urgente de una servilleta que proteja la mano del ciudadano, y sin que el chavismo haga algo por detener ese cáncer que ha matado tantos proyectos de república desde que Paéz asumió la construcción de una Venezuela única y verdadera, alejada del culto irracional a Bolívar y a sus dislates, nada injustificables al final de su vida.
Hoy la vida nos impone un reto que por cotidiano nos parece intrascendente: una marcha de protesta. No lo es: las fuerzas chavistas que se oponen al sistema democrático cuentan y se relamen de antemano, con la acostumbrada desidia de los sectores opositores (con su afán de darse vacaciones y de quedarse en casa para evitar problemas). Pues ese el reto. Nos están imponiendo una etiqueta de flojos, una imagen de irresponsables y un futuro inevitable: la desaparición de la clase media.
Gracias a Dios, ya lo sabemos, y sólo será nuestra culpa si esa apreciación que ellos tienen de la oposición se cumple y se convierte en realidad. Si tienen razón y la mitad de los venezolanos deserta o se mantiene en silencio, entonces no vale la pena luchar. Pero si tenemos no sólo la mitad de los votantes habilitados en el registro electoral, sino que contamos con una cifra igual de ciudadanos, a es sector debemos tratar de convencerlo de que el socialismo del siglo XXI llega por corrupción o negocios sucios a una mínima parte de la población pobre, y que ese mínimo esfuerzo ni siquiera alcanza para hacer mejoras sustanciales en los barrios, ni viviendas suficientes para los desposeídos ni estabilidad en el trabajo o seguridad en las calles para quienes regresan a casa luego de una jornada de labor.
La marcha de hoy une a la clase media con los trabajadores, y ese abrazo solidario tiene que ver no como dicen los chavistas corruptos con una intención oportunista, sino con una alianza histórica para sobrevivir y rescatar la sociedad civil ante la sostenida e implacable ofensiva militar que se desarrolla ahora. Tanto la clase obrera, como los gremios profesionales y la clase media serán guillotinadas a partir este Primero de Mayo. Coloquen sus cabezas para ser cortadas o levanten su dignidad de lucha. No hay alternativa.
Tomado de Noticiero Digital
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