Escuelas peregrinas
El tema que ocupa las páginas de Siete Días este domingo, "Educación ambulante", parece asombroso, inverosímil, como si fueran informes falsos para dañar a la revolución bolivariana y a su Jefe Único. Cuando la prensa observa la realidad y la analiza, la reporta con objetividad y testimonios, datos y cifras, descubre lo que hay detrás del discurso demagógico. Esto es lo que irrita y lo que convierte a los periodistas en blancos de la represión oficial.
Aun cuando resulte abrumador, sería conveniente, al cabo de diez años de gobierno, y de infinidad de promesas incumplidas, hacer un recorrido a través de los discursos presidenciales de los últimos años. Según esos testimonios, Venezuela sería Alicia en el país de las maravillas. Pero es al revés: lo que sucede con las escuelas de primeros grados es verdaderamente patético.
Más que perder el tiempo con las mentiras de Aló, Presidente, lo honesto sería una excursión humilde y sin fanfarrias a través de la realidad de hoy, porque pasan los años y la deuda se le está tornando impagable. En suma, el jefe del Estado debería hacer el recorrido que hizo la periodista Adriana Rivera para poder escribir el reportaje de Siete Días.
Es infinito el número de escuelas que carece de infraestructura para su funcionamiento, sus salones se arriman a cualquier lugar para dar clases porque la sede propia se quedó en el proyecto, como la Consuelo Navas Tovar de El Cementerio, que buscó espacio a la sombra de un hospital. Otras funcionan al aire libre, bajo un árbol, a la intemperie. Como si esto fuera poco, una escuela buscó refugio en un bar: escuela de día, bar de noche. ¡Qué cosas tiene la revolución bolivariana! A qué desventuras condena a los niños del país del petróleo en la era de los más fabulosos ingresos de que la historia tenga noticia.
Pero el mandatario nacional jamás hará un Aló, Presidente desde ese bar. Si quisiera, podría revisar tres proyectos que se aprobaron y se les otorgaron recursos por más de 3,3 millardos de bolívares fuertes y se quedaron en promesas. No ha habido nada más frecuente en la revolución bolivariana que innumerables proyectos financiados que se quedaron en el camino.
Retengamos esta observación de Rivera: "En total, desde 2006 se han aportado 3,34 millardos de bolívares fuertes por vías excepcionales para la construcción y rehabilitación de escuelas.
Pero FEDE no ha cumplido los objetivos: en 2008 se fijó como meta trabajar en 414 planteles, pero lo hizo sólo en 25; es decir, ejecutó 6% de lo planeado".
Esta tragedia de las escuelas se vivió durante los años de las vacas gordas, cuando hubo dólares a manos llenas para sembrar el petróleo en otros países y para difundir las maravillas del "socialismo del siglo XXI". Lo que es cierto es que el Gobierno no tiene respuestas para la tragedia de un país rico cuyos niños reciben clases a la intemperie o bajo el abrigo de un bar. Es cierto: los periodistas son cada vez más insoportables. ¡Qué feliz sería el Presidente sin estas molestias!
Tomado de Noticiero Digital
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