viernes, 27 de febrero de 2009

Laureano Márquez: Carta a Serrat

Querido Nano:

En Venezuela tenemos una frase que reservamos para cuando un amigo muy querido nos hace algo que nos hiere, solemos decir en esos casos: “no importa, el cariño es el mismo”, como forma de expresar que lo seguiremos queriendo pese al dolor que nos produjo.

Leí tus declaraciones de Viña del Mar sobre el proceso político venezolano que lidera el comandante Hugo Chávez. Te cuento que me dolió un poco, por venir de quien viene, porque a la luz de tus canciones se anidaron en nuestros corazones juveniles las ideas de justicia y libertad que hoy vemos seriamente amenazadas en Venezuela, aunque a ti no te parezca. De algunos intelectuales de izquierda europeos cualquier cosa puede esperarse, porque su talante ideológico parece cotizarse en la bolsa de valores, pero tú eres un hombre de bien, honesto y sensible, que crees lo que dices. No dejo de entender que, seguramente, tus impresiones son producto de la lejanía, porque esta revolución, como solemos decir de las damas que en la distancia se ven bonitas “tiene buen lejos”. Vista desde el primer mundo se ve interesante y se minimizan los desmanes, como cosas propias del primitivismo de estas tierras, que hay que dejar pasar, haciéndose de la vista gorda. Pero fíjate, Joan Manuel, que, como suele decirse: “Dios está en los detalles”, en “aquellas pequeñas cosas” o, como afirma el Cantar de los Cantares: “las zorras pequeñas son las que echan a perder la viña”, para decirlo en términos vitícolas, ya que también en tus declaraciones elogiaste los exquisitos vinos chilenos.

Efectivamente, todas las reformas que Chávez impone (y me agrada que hayas usado la palabra “impone” y no “promueve”, por ejemplo, porque no sé si escuchaste la parte donde amenazaba con guerra si perdía, como lo había hecho en las pasadas con tanques y con meter presos a candidatos opositores), “las impone por las urnas”. Tienes razón en eso, Nano. De todas maneras, como sabes, la democracia no es sólo votar mucho, como efectivamente votamos los venezolanos, sino una manera de vivir respetando a las minorías y no tildándolas de “apátridas” y “fascistas” por pensar distinto, negándose a dialogar con ellas. Además, hay cosas que no pueden imponerse por votación.

Por ejemplo: uno no puede votar democráticamente por la abolición de la democracia, y como digo por eso podría decir también, por la confiscación de la libertad de expresión, o del derecho a la vida. En Venezuela, lo que está planteado es un conjunto de limitaciones a la idea de democracia en nombre de la democracia misma. Claro que para verlo con claridad hay que estar dentro, estar en la viña y ver llegar las zorras, Serrat.

Señalaste también que: “Chávez ha planteado unas elecciones, las ha ganado, unas elecciones limpias y abiertas”. También es verdad que Chávez ganó las elecciones y eso fue reconocido por la oposición tan pronto el presidente la dejo hablar la noche de las elecciones por boca de los dirigentes estudiantiles. No obstante, eso de “limpias y abiertas” ha sido muy puesto en duda no sólo por el uso abusivo y ventajista de los recursos del Estado para la campaña de una parcialidad, sino por la amenaza a funcionarios públicos con despido si no marchaban a favor del presidente, convenciendo a muchos de ellos de que serían botados si no votaban por la opción del “sí”.

Imagínate, entonces, como serán las próximas campañas en las que Chávez puede ser candidato de manera indefinida.

Bueno Nano, era eso.

Sé que todo se vería más claro si estas cosas que hace nuestro presidente las estuviese haciendo Aznar. En el primer mundo todo se ve más claro, pero qué le vamos a hacer, esto no es el Mediterráneo, aquí todo está al revés, querido Tarres. De todas maneras, no importa, el cariño es el mismo

Tomado de Venezuela es Noticia

(Respuesta de Serrat a Laureano aquí)

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