Cuando a los fieles se les menciona “miércoles de ceniza” o “cuaresma”, creo que inmediatamente les viene a la mente la prohibición de comer carne roja. ¿De dónde viene esta “prohibición”? probablemente (y sin ser experto en la materia), me imagino que así como en la Edad Media la dieta de los señores feudales y la nobleza consistía esencialmente en carnes rojas, los pastores propusieron esta prohibición para que los ricos se asemejaran a los pobres (que probablemente se alimentaban de los peces de ríos y lagos), y así, sabiendo por lo que pasaba la “plebe” o la “gleba” pudieran ser un poco mas generosos con ellos.
Este sacrificio ofrecido a Dios se extendió pronto a la Iglesia Universal y pasó a formar parte de nuestro bagage cultural cristiano, llegando hasta hoy, impoluto y prístino.
Como sacrificio ¿sirve hoy en día?
En primer lugar me parece que un sacrificio “impuesto” deja de ser sacrificio. Se aprecia mas como una orden y no como ofrenda voluntaria, lo que elimina drásticamente la esencia del concepto mismo.
En segundo lugar, aún cuando la carne ya no es un privilegio de ricos y poderosos, parece que el pescado, sustituto esencial en la cuaresma, sí lo es; y basta con asomarse en una pescadería (especialmente los días previos a la Ceniza y al Viernes Santo) y ver los precios para darse cuenta de la especulación atroz, el atraco a mano armada que los facinerosos e inescrupulosos aprovechadores de oficio pretenden cometer en contra de quienes desean ser fieles observantes de esta disposición eclesial.
En tercer lugar, al abandonar el concepto de sacrificio y suplantarlo como “orden de la Iglesia” hace que muchas conciencias laxas se encuentren satisfechas por el simple hecho de no comer carne. Es el “ya cumplí” y punto… pero qué sentido sacrificial tiene el no comer carne si llegada la hora del yantar te sirves un plato de este color de paella de mariscos, con una paila de mojito de corvina en coco y una pletórica ración de revuelto de hicotea?
Me parece que el mantener la abstinencia de carne en cuaresma por parte de la Iglesia es mas por continuar una tradición inveterada, con una herencia cultural, que por conseguir los verdaderos efectos de la invitación al sacrificio a Dios, fortaleza, templanza y santo temor.
Dejo constancia que no soy un acerbo detractor de la abstinencia de carnes rojas en cuaresma, acabo de abrir mi latica de atún y mi paquetito de galletas de soda, pero me parece que hoy en día existen muchos sacrificios más interesantes y más fructíferos que ofrecer a Dios y que bien podrían ser excelentes acompañantes de las carnes blancas. ¿Cuáles? No soy yo quien debo decirlo… cada uno se conoce y está en capacidad de ofrecer a Dios de donde le duela mas.
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Este sacrificio ofrecido a Dios se extendió pronto a la Iglesia Universal y pasó a formar parte de nuestro bagage cultural cristiano, llegando hasta hoy, impoluto y prístino.
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En primer lugar me parece que un sacrificio “impuesto” deja de ser sacrificio. Se aprecia mas como una orden y no como ofrenda voluntaria, lo que elimina drásticamente la esencia del concepto mismo.
En segundo lugar, aún cuando la carne ya no es un privilegio de ricos y poderosos, parece que el pescado, sustituto esencial en la cuaresma, sí lo es; y basta con asomarse en una pescadería (especialmente los días previos a la Ceniza y al Viernes Santo) y ver los precios para darse cuenta de la especulación atroz, el atraco a mano armada que los facinerosos e inescrupulosos aprovechadores de oficio pretenden cometer en contra de quienes desean ser fieles observantes de esta disposición eclesial.
En tercer lugar, al abandonar el concepto de sacrificio y suplantarlo como “orden de la Iglesia” hace que muchas conciencias laxas se encuentren satisfechas por el simple hecho de no comer carne. Es el “ya cumplí” y punto… pero qué sentido sacrificial tiene el no comer carne si llegada la hora del yantar te sirves un plato de este color de paella de mariscos, con una paila de mojito de corvina en coco y una pletórica ración de revuelto de hicotea?
Me parece que el mantener la abstinencia de carne en cuaresma por parte de la Iglesia es mas por continuar una tradición inveterada, con una herencia cultural, que por conseguir los verdaderos efectos de la invitación al sacrificio a Dios, fortaleza, templanza y santo temor.
Dejo constancia que no soy un acerbo detractor de la abstinencia de carnes rojas en cuaresma, acabo de abrir mi latica de atún y mi paquetito de galletas de soda, pero me parece que hoy en día existen muchos sacrificios más interesantes y más fructíferos que ofrecer a Dios y que bien podrían ser excelentes acompañantes de las carnes blancas. ¿Cuáles? No soy yo quien debo decirlo… cada uno se conoce y está en capacidad de ofrecer a Dios de donde le duela mas.
Cuando, cada tarde, se sentaba el gurú para las prácticas del culto, siempre andaba por allí el gato del ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó el gurú que ataran al gato durante el culto de la tarde.Mucho después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro gato al ashram para poder atarlo durante el culto vespertino. Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeña el gato en la realización de un culto como es debido
por Tony de Mello
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