viernes, 27 de febrero de 2009

ARRASTRADOS!, VENDIDOS!!, MUERTOS DE HAMBRE!!!

Para Michele Housman, director artístico de El violinista sobre el tejado, la decisión tomada por los directivos de la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho de suspender su participación en la obra por tratar temas judíos es un acto de "racismo y antisemitismo".

"Por cuidarse las espaldas rompieron una serie de derechos humanos, hicieron segregación", opinó el representante de Producciones Palo de Agua quien explicó que la semana pasada recibieron una llamada de uno de los directivos de la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho para advertir que no participarían en la obra "para no ofender al gobierno porque trata temas judíos y es el estado quien les da el subsidio"

Housman comparó esta acción con la Alemania Nazi o la Italia de Mussolini. Sin embargo, aseguró que lograron conformar en pocos días una "hermosa orquesta con muchos de los músicos de la Gran Mariscal" que decidieron participar.

"Es lamentable que estén tomando decisiones que no están al tanto con el ambiente de tolerancia del país (...) en mi momento como director, mi vida artística que no es muy larga, creo que este es un momento muy triste", dijo el también integrante de la Comunidad Judía Venezolana.
Housman reiteró que El Violinista sobre el tejado es una obra universal y que no debe ser discriminada solo porque se desarrolla en un pequeño pueblo judío.

"Quiero que esto sirva para que el entorno cultural sepa lo que está pasando (...)se están autocensurando para cuidarse las espaldas. Y en el momento en que la cultura sea autocensurada, muere", opinó el director de la obra.

Tomado de El Nacional


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Por eso a mí me da un no sé qué de susto cuando veo cómo los muchachos del sistema de orquestas sinfónicas infantiles y juveniles, empezando por Dudamel, se dejan usar por el régimen como fachada y van por ahí vendiendo la idea de que Venezuela es un paraíso donde todos los niños son músicos virtuosos.

Alguien en el extranjero podría pensar que aquí no hay hambre ni miseria, que todos los niños están escolarizados y bien educados, ocultando así el mundo de hampa y narcotráfico que es cotidiano en nuestros barrios.

Pienso que esos jóvenes deberían reflexionar antes de seguir dándole oxígeno a Chávez, ya que si bien ellos están realizando su vocación profesional y artística lo están haciendo a costa de una realidad insoportable para un gran número de compatriotas.