lunes, 16 de febrero de 2009

La Columna del Padre Palmar


“Sin Tapujos”


Perdimos en la calle.


Felicitaciones al pueblo venezolano, una vez más –y de manera impuesta- tuvimos que demostrar reiteradamente que somos un población con vocación democrática, cívica y patriótica. Más allá del resultado electoral que nuestra Patria no merece y que nuestros hijos no deberían de cargar como un yugo insostenible, está el comportamiento ciudadano que mostramos con entusiasmo y conciencia.


Nuestro Libertador nos enseñó que “el arte de vencer se aprende en las derrotas”. En la vida me he acostumbrado siempre a perder, ya la derrota en mi vida es un constante, las pocas victorias que he saboreado son laureles temporales que después se convierten en banalidades, si la victoria no se le atribuye como Gloria a Dios es una vanidad de vanidades. La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce y es que la derrota es el comienzo de una nueva lucha.
Hemos sido derrotados más no nos hemos rendido, considero que rendirse es más derrota que admitir la victoria del contrario. Perdimos en la calle, luchando y sacrificándonos, pobre de aquellos que desaprovecharon esta oportunidad, personalmente considero que los abstencionistas son unos chavistas encapotados, no votan por el oficialismo pero los ayudan a ganar las elecciones. Me siento orgulloso de mis jóvenes estudiantes, demostraron gallardía y coraje que muchos adultos nunca han expresado. Una derrota peleada vale más que una victoria casual.


La lucha continúa, el verdadero revolucionario es aquel suma las continuas derrotas para después ganar la definitiva palma del laurel justo y digno. Los grandes hombres fueron los grandes derrotados, Jesucristo salió del Calvario como un derrotado, humillado y crucificado, esa humildad le valió al tercer día la gloria de la Resurrección, que en definitiva fue el triunfo eterno sin ocaso ni cortapisas. Otro que en la vida terrenal fue un consuetudinario derrotado y resultó ser el símbolo de la paz mundial de Calcuta como lo es el gran Gandhi, dijo con excelencia de sabiduría: “La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha y no en la victoria misma”.


El triunfó del oficialismo –ayudado por los abstencionistas, que se han convertido en los eternos aliados del chavismo- es la victoria para la oposición y la disidencia, dicho éxito para los antichavistas es la unidad. Ahora más que nunca tenemos que unirnos y respetarnos, tenemos que actuar en estado de necesidad y no de oportunidad, hay que trabajar y no dormitar, hay que mantener puentes de la comunicación y no destruir los niveles de la integración. Al oficialismo demandarles exigencia de gobierno, y a la oposición reclamarles coherencia y gerencia. No más improvisación ni invención, el país necesita un proyecto de vida, reclama un plan de la nación concebido desde la integración de todos los sectores que hacen vida útil en la Patria.


No al desánimo, nada de desmoralización, cero cansancios, la postración de rodillas sólo es ante Dios, el decaimiento sólo lo manifiestan los esclavizados. Somos independientes y libres en conciencia, hacia adelante van los pájaros, y cuando vuelan en bandadas ni la tempestad los detiene.


Que el Espíritu Santo nos ilumine y la Virgen de Coromoto nos acompañe en esta nueva gesta por la libertad y la justicia. No ha pasado absolutamente nada si volvemos a empezar, sí habrá pasado de todo si nos rendimos.


Dios les bendiga.

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