Humor en serio.
Ni Ni: NO es NO.
Como diría el Presidente: "No, no, no, no y mil veces no". Este domingo no es poca cosa lo que se decide, razón por la cual, estar indeciso es la peor de las opciones. Si la reelección indefinida se aprueba y encima con un cheque en blanco para que el jefe pueda modificar los artículos enmendados a su antojo, tendremos angustia para rato. Con el agravante de la certeza, históricamente demostrada, de que la longevidad de los gobernantes es directamente proporcional a su vocación tiránica. A las pruebas me remito: Fidel Castro tiene 82, Mugabe tiene 85, Pinochet vivió hasta los 91 y Franco hasta a los 83, sólo por nombrar algunos de los más destacados.
Es que si uno comienza a pensar en serio la cosa y los deseos del Presidente de permanecer en el mando hasta el 2049 se hacen realidad, los principales repodridos van a ser los propios chavistas, porque mal que bien, los opositores, luego de 10 años recibiendo insultos y palizas, amenazas y agravios, sabemos con claridad lo que nos espera.
Difícil la van a tener, por ejemplo, Lina Ron y Valentín, enconchados todavía a las puertas del siglo XXII.
En todo caso, amigo chavista, de cara al próximo domingo, lo único que hay que tener claro es que la elección de la no-democracia por la vía democrática contempla un riesgo: que cuando uno quiere echarse pa’trás o cambiar de opinión, no hay oportunidad de hacerlo. Esto debería llevar a la reflexión a los partidarios del "proceso", porque con Chávez siempre hay una buena posibilidad de caer en desgracia, como la larga lista de venidos a menos lo demuestra. Ponga usted, por ejemplo, que a un diputado cualquiera, un día --por pura distracción--le da por tener un pensamiento propio, como le pasó una vez a Ameliach, sin que dicho pensamiento coincida con los designios del líder. Ese día, la ira caerá sobre él como ha caído sobre Valentín y Lina, que ahora resultan ser agentes de la CIA (Por cierto, aunque no son personajes de mi agrado, en defensa de ellos debo decir que quien suscribe no los vio nunca en ninguno de los entrenamientos en los que ha participado por invitación de la Agencia).
También hay que estar conscientes de que la victoria del "no" el domingo próximo no marca el fin de nada. Poco tardará el Presidente en decir que se trata de "un no de enmienda" y antes de que el gallo cante tres veces la madrugada del 16, ya se habrá sacado de la manga una nueva consulta: "¿Está usted definitivamente seguro de que cuando dijo `no’ a la pregunta: `¿Aprueba usted la enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230... y etc., etc., etc..., dependiendo su posible elección exclusivamente del voto popular?’ era eso exactamente lo que quería decir? ¿No quiere consultar a un amigo o usar la opción del 50 y 50?... ¿Respuesta definitiva?... ¿Seguro de toda seguridad?... ¿Te creo?" Ese será el comienzo de una nueva aventura, que terminará en una nueva elección en la que nuevamente le diremos "no no, no no y mil veces no".
Por eso, frente a la consulta del domingo, lo menos que uno puede estar es indeciso. El domingo, cuando votes, en ese momento de soledad y reflexión, sólo piensa en cómo se verá el rostro de tu hijo allá por el 2049.
Tomado de Noticiero Digital
Ni Ni: NO es NO.
Como diría el Presidente: "No, no, no, no y mil veces no". Este domingo no es poca cosa lo que se decide, razón por la cual, estar indeciso es la peor de las opciones. Si la reelección indefinida se aprueba y encima con un cheque en blanco para que el jefe pueda modificar los artículos enmendados a su antojo, tendremos angustia para rato. Con el agravante de la certeza, históricamente demostrada, de que la longevidad de los gobernantes es directamente proporcional a su vocación tiránica. A las pruebas me remito: Fidel Castro tiene 82, Mugabe tiene 85, Pinochet vivió hasta los 91 y Franco hasta a los 83, sólo por nombrar algunos de los más destacados.
Es que si uno comienza a pensar en serio la cosa y los deseos del Presidente de permanecer en el mando hasta el 2049 se hacen realidad, los principales repodridos van a ser los propios chavistas, porque mal que bien, los opositores, luego de 10 años recibiendo insultos y palizas, amenazas y agravios, sabemos con claridad lo que nos espera.
Difícil la van a tener, por ejemplo, Lina Ron y Valentín, enconchados todavía a las puertas del siglo XXII.
En todo caso, amigo chavista, de cara al próximo domingo, lo único que hay que tener claro es que la elección de la no-democracia por la vía democrática contempla un riesgo: que cuando uno quiere echarse pa’trás o cambiar de opinión, no hay oportunidad de hacerlo. Esto debería llevar a la reflexión a los partidarios del "proceso", porque con Chávez siempre hay una buena posibilidad de caer en desgracia, como la larga lista de venidos a menos lo demuestra. Ponga usted, por ejemplo, que a un diputado cualquiera, un día --por pura distracción--le da por tener un pensamiento propio, como le pasó una vez a Ameliach, sin que dicho pensamiento coincida con los designios del líder. Ese día, la ira caerá sobre él como ha caído sobre Valentín y Lina, que ahora resultan ser agentes de la CIA (Por cierto, aunque no son personajes de mi agrado, en defensa de ellos debo decir que quien suscribe no los vio nunca en ninguno de los entrenamientos en los que ha participado por invitación de la Agencia).
También hay que estar conscientes de que la victoria del "no" el domingo próximo no marca el fin de nada. Poco tardará el Presidente en decir que se trata de "un no de enmienda" y antes de que el gallo cante tres veces la madrugada del 16, ya se habrá sacado de la manga una nueva consulta: "¿Está usted definitivamente seguro de que cuando dijo `no’ a la pregunta: `¿Aprueba usted la enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230... y etc., etc., etc..., dependiendo su posible elección exclusivamente del voto popular?’ era eso exactamente lo que quería decir? ¿No quiere consultar a un amigo o usar la opción del 50 y 50?... ¿Respuesta definitiva?... ¿Seguro de toda seguridad?... ¿Te creo?" Ese será el comienzo de una nueva aventura, que terminará en una nueva elección en la que nuevamente le diremos "no no, no no y mil veces no".
Por eso, frente a la consulta del domingo, lo menos que uno puede estar es indeciso. El domingo, cuando votes, en ese momento de soledad y reflexión, sólo piensa en cómo se verá el rostro de tu hijo allá por el 2049.
Tomado de Noticiero Digital
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