Cerco a la libertad
Quieren destruir la disidencia, la crítica, la denuncia y la pluralidad
Digan lo que digan, la verdad de todos los ataques del Gobierno contra los medios de comunicación independientes es una sola: Chávez quiere acabar con la disidencia, la crítica, la denuncia y con la pluralidad informativa. No importa cuántos malabares hagan los voceros y cuántas veces invoquen al pueblo. Desde Hace muchos años le robamos la seña a esta jugada oficial.
Desde hace mucho tiempo desde INFORME venimos alertando sobre el interés oficial de construir una hegemonía comunicacional. Andrés Izarra lo anunció con demasiada anticipación. Venían dando pasos en firme y ahora le meten el acelerador a la aplanadora para que no quede nada.
Los primeros pasos consistieron en la construcción de un sistema de medios oficiales y revolucionarios, a los cuales han dado por llamar “alternativos” cuando son meros instrumentos de la propaganda oficial. Lo lamentable para ellos y afortunado para el país, es que esos medios tienen una cobertura mínima y una influencia minúscula.
Como no han podido dominar a la opinión pública con esos medios alternativos, ahora prefieren callar definitivamente a quienes expresan no sólo la voz y a la verdad oficial, sino que también le abren espacios a las otras voces y verdades que también merecen ser oídas y conocidas.
Para nadie es un secreto que el socialismo chavista es casi igual que el cubano. Chávez añora una sociedad en la cual todos los medios sean oficiales y que estos órganos de propaganda sólo divulguen lo que el Gobierno quiere que se sepa. En su mentalidad autoritaria la crítica no tiene espacios y la disidencia debe ser exterminada.
Y lo peor es que Diosdado Cabello, como el verdugo revolucionario, cree que los ciudadanos son pendejos y se calan el discursito de que ellos sólo dialogan con el pueblo y que las concesiones audiovisuales que confiscarán también serán para el pueblo. Esas frases ya están manidas. Quizás cuántos años tendrá Cabello que no sabe lo que es pueblo de verdad, porque sólo se reúne con sus “camisasrojas” de siempre.
La verdad es que todos los ataques contra los medios, si son de verdad contra el pueblo que sufre la inseguridad, que reclama servicios públicos, que exige empleo, que anhela una educación productiva y alejada de la política y que levanta la voz para que los gobernantes ciegos, sordos y mudos presten atención a sus problemas.
Todas esas emisoras de radio y televisoras que sean confiscadas, serán única y exclusivamente para el Gobierno y sus socios boliburgueses. Lo que quede en pie luego de la ocupación, será “comprado” a la fuerza por aquellos que hacen de testaferros de los supuestos líderes revolucionarios.
Al final, si logra el Chavismo imponerse, casi 100% de las emisoras de radio y canales de TV estarán en manos del Gobierno de forma directa o indirecta. Y aquellos privados que se salven del juicio final, se doblegarán para complacer a Chávez. O sea que la única verdad que será difundida y conocida será la oficial y desaparecerán como por arte de magia los graves problemas de los venezolanos.
Quieren acabar con los circuitos radiales nacionales para que la disidencia mediática y política reduzca su influencia. Quieren callar a un Leopoldo Castillo, a una Marta Colomina, a un César Miguel Rondón, a Nelson Bocaranda y tantos otros que denuncian y critican como parte de su oficio y obligación como comunicadores.
Al callar a los circuitos nacionales se bloquea el acceso a la información en todo el país cuando ocurra la quiebra social asociada al colapso económico y político. Si Caracas estalla en una crisis, quieren evitar que eso se sepa y se reproduzcan las manifestaciones en el territorio nacional.
Buscan que la disidencia política carezca de las tribunas para mostrar su rechazo a las políticas oficiales. Que las comunidades no tengan como denunciar sus problemas. Quieren un silencio total antes que la crisis general impacte la línea de flotación de la revolución y se hunda el proceso. Que el único que se escuche y vea sea Chávez, Chávez y más Chávez.
Un socialismo como el de Chávez sólo es sostenible con la obediencia total de los medios y mucho dinero. Ambos requisitos están escasos. Los medios que cumplen con su rol de mostrar todas las verdades son mayoría y el dinero cada día está más escaso para comprar conciencias y maquillar la crisis.
¿Logrará Chávez acabar con los medios y la libertad de expresión? No. Este pueblo quiere a sus medios de comunicación y los defenderá. Cuidado si la presión popular obliga al Presidente a posponer su ofensiva final contra los medios y los periodistas. El país está en pie de lucha y la mínima chispa hará que la crisis explote. Y cuidado si esa chispa es, esta misión silenciar a los medios.
Tomado de Noticiero Digital
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