miércoles, 8 de julio de 2009

Informe Otalvora : La Operación Alba es el segundo fracaso de Chávez comandando una operación internacional

La Operación Alba es el segundo fracaso de Chávez comandando una operación internacional
*** La concentración a favor de Zelaya tenía tareas políticas y operativas para el regreso del derrocado a Tegucigalpa ***

La nave venezolana sobrevoló ilegalmente territorio hondureño conducida por personal calificado por Chávez como “militar”

*** Radicalismo de Chávez convirtió a EEUU en intermediario del conflicto.

La “Operación ALBA”, mediante la cual el Eje intentó reponer al derrocado Manuel Zelaya en la presidencia de Honduras, es la segunda operación internacional militar diseñada, coordinada y comandada directamente por Chávez que termina en estruendoso fracaso. La primera de ellas fue la llamada “Operación Emmanuel”, mediante la cual Chávez y las Farc acordaron la liberación de la secuestrada Clara Rojas y su hijo Emmanuel, la cual fracasó porque la guerrilla colombiana mintió sobre la posesión del niño, el cual ya estaba bajo resguardo del gobierno colombiano. En aquella ocasión la misión internacional, diseñada y coordinada por el gobierno venezolano y la guerrilla a espaldas de Bogotá, para ser ejecutada en territorio colombiano, fue encabezada por el para entonces presidente argentino Néstor Kirchner. Chávez, vestido en traje de faena militar se mostró ante los medios dirigiendo las operaciones desde un aeropuerto militar fronterizo venezolano.


El derrocamiento de Zelaya el domingo 28 de junio, disparó dos estrategias paralelas por parte del Eje La Habana-Caracas. Ambas contaron con un amplio despliegue mediático y de los aparatos de acción internacional diplomáticos y paralelos de Cuba y Venezuela. Chávez se convirtió a las pocas horas del derrocamiento de Zelaya en el vocero de la reacción al golpe, tomó las cámaras de TV en Caracas para emitir sus mensajes, viajó a Nicaragua para coordinar acciones con Daniel Ortega, mientras exigía la presencia de Raúl Castro en Managua. En largas intervenciones en Caracas y luego en Nicaragua, Chávez se refirió a la ejecución de una acción militar sobre Honduras para restablecer a Zelaya, este hecho fue rechazado por varios países aliados y amigos de Chávez.

El impulso inicial de Chávez logró que en Managua se produjera una confusa reunión de presidentes, cancilleres y representantes de gobiernos, quienes el lunes 29 representaban instancias tan variopintas como el ALBA, el Grupo de Río y el Sistema de Integración Centroamericana. En este contexto se produce un apoyo generalizado a Zelaya y comienza a manejarse la tesis de expulsar a Honduras de la OEA, mientras Chávez insistía en la opción militar. La decisión de la OEA de otorgar un ultimátum de 72 horas al gobierno de Roberto Micheletti fue utilizado por el Eje para armar su estrategia paralela. Y aprovechado por EEUU para emerger como el intermediario entre Zelaya y Micheletti con el apoyo de Oscar Arias.

El regreso de Zelaya a Honduras debía contar con un clima de tensión política en las calles de Tegucigalpa apoyada por una amplia cobertura mediática que compensara las imágenes de las diarias concentraciones de apoyo a Micheletti. La difusión mediática fue colocada en manos de Telesur, mientras la organización de la movilización de personas hacia la capital fue encomendada a una red de activistas vinculados con Zelaya. Diversas fuentes mencionaron el ingreso a Honduras de activistas extranjeros, especialmente venezolanos y nicaragüenses. El periodista Nelson Bocaranda mencionó en Twitter que la embajada de Venezuela operó como organizadora de la oposición contra Micheletti.

La Operación ALBA debía contar con amplio respaldo político internacional. Chávez logró comprometer a los presidentes de Ecuador, Paraguay y Argentina, además del Secretario de la OEA, Miguel Insulza quien anda encampañado para la reelección en el cargo. Los presidentes debían cumplir el rol de escudos humanos (y políticos) para garantizar el aterrizaje de Zelaya y su marcha al Palacio de Gobierno. El regreso de Zelaya fue desaconsejado por varios presidentes de la región. Públicamente por algunos (Costa Rica fue insistente) y en privado por otros. Brasil decidió mantenerse al margen del plan de Chávez:

Los presidentes Correa, Lugo y Cristina Kirchner viajarían a Tegucigalpa a bordo del Tango 01, avión presidencial argentino. Ante la negativa de Honduras de conceder permiso de sobrevuelo, Argentina optó por suspender su participación directa en la Operación y limitarse a esperar sus resultados desde San Salvador. Por su parte, Venezuela decidió seguir adelante con la Operación, para lo cual destinó un avión Falcon 50, con matrícula civil usualmente destinado a misiones de apoyo a gobiernos amigos de Chávez. El piloto del avión habría sido un ex piloto militar, aunque Chávez dijo en declaraciones a Telesur que “la nave era piloteada por un valiente soldado de la Fuerza Aérea venezolana”. El venezolano también narró que desde Venezuela, el ministro de la Secretaría de la Presidencia, el ex piloto militar Luis Reyes Reyes había guiado a la nave que sobrevolaba Honduras sin permiso. Según Chávez, buscaban rutas de aproximación a Tegucigalpa para evadir cualquier control hondureño. El presidente venezolano se jactó porque el gobierno de Honduras no tenía control de su espacio aéreo. En realidad, sobre Tegucigalpa el único avión militar hondureño que fue avistado era una Tucano adquirido a Brasil en los años ochenta.

Un sofisticado sistema de comunicaciones fue utilizado en la Operación ALBA. La conversaciones entre Zelaya (desde al aire), Daniel Ortega (en Managua), Fidel Castro (en Cuba), Hugo Chávez (en Caracas y en Ciudad Bolívar), activistas políticos y periodistas del canal Telesur (en Tegucigalpa) fue permanente. Tanto Zelaya como Chávez manifestaron haber estado en contacto telefónico con dirigentes de la marcha pro Zelaya concentrada en Tegucigalpa.

El papel de la concentración en el aeropuerto de Tegucigalpa, según lo confesó Zelaya, era garantizar la pista al avión que lo transportaba. Analistas de seguridad, basándose en videos públicos, han concluido que el plan incluía colocar manifestantes en las afueras del aeropuerto no sólo para dar la sensación de apoyo popular, mediante las imágenes transmitidas por Telesur, sino como fuerza de choque encargada de abrir una ruta de acceso a la pista. Pocos minutos después de su frustrado intento de aterrizaje, Zelaya afirmó que “la gente no pudo romper el cerco militar porque, de haberlo logrado, hubieran sacado los obstáculos". Se refería a los vehículos con los cuales los militares hondureños inhabilitaron la pista.

La Operación ALBA fue concebida suponiendo una movilización popular que anularía a las fuerzas armadas hondureñas. Esto nunca se produjo. El apoyo político internacional a la Operación fue limitado. En la práctica se trató de una acción aventurera movida por Venezuela, con apoyo de Nicaragua, reticencia de La Habana y callada molestia de países amigos de Chávez. El fracaso de la Operación estaba casi asegurado, al punto que Zelaya ya había tramitado un encuentro con el gobierno de EEUU, el cual fue anunciado por Washington cuando aún el derrocado viajaba hacia Tegucigalpa.

Tomado de Noticiero Digital


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