El proceso revolucionario está en una peligrosa encrucijada
El Gobierno de Hugo Chávez está en graves aprietos. Hay diversos factores externos e internos que están atentando contra su estabilidad y posibilidades de permanencia en el tiempo de la revolución bolivariana. Prácticamente la gestión está en jaque.
Analicemos los factores externos al proceso. Cada día los niveles de la protesta en la calle se elevan. La gente sigue perdiendo de forma acelerada el miedo a protestar. Cada marcha que se convoca es más grande que la anterior y eso preocupa a un gobierno que ya no tiene la fuerza de antes para competir en actos de masas.
El análisis oficial es claro. Mientras la alternativa democrática reúne a miles de personas sin chantaje o presiones, ellos deben obligar a los empleados públicos y a los beneficiados por alguna misión a marchar para engordar unas manifestaciones rojas que son extremadamente escuálidas. Chávez sabe que carece del poder de convocatoria de antaño.
Por eso el miedo a las protestas opositoras. Por eso reaccionan enviando al coronel aquel de la GN a vociferar intentando crear pánico. Para sembrar el terror mandaron a la Fiscala General de la República a embestir con las amenazas de cárcel para todo aquel que proteste. Pero cuando vieron los resultados, recularon.
Tienen miedo y por eso en la última marcha dejaron tranquilos a los manifestantes. Esta vez no usaron gas del bueno. Saben que esa estrategia está perjudicando más a la ya bastante deteriorada imagen de la gestión. Por eso dan dos pasos hacia delante y tres para atrás.
La presencia espontánea y continua del pueblo en la calle, pondrá en jaque a la revolución. Ya se contabilizan más de 1.500 protestas en lo que va del año. Y la cosa se pondrá peor con el reinicio de clases en las universidades públicas y privadas.
Pero a lo que más le teme al Gobierno es a la protesta que baja de los cerros. Eso está en pleno proceso de desarrollo. Ya no hay total respaldo al Gobierno en los barrios. Los desaciertos oficiales están cambiando la correlación de fuerzas en los sectores menos favorecidos.
Los efectos del cierre masivo de mercales están cayendo como granadas en las líneas oficiales. La pésima calidad de atención de Barrio Adentro siembra de minas los barrios contra el Gobierno. La escasez de dinero para sostener el populismo de las misiones, está causando una revuelta en las comunidades.
No hay dinero suficiente para costear la imagen oficial en los sectores populares y avanza el cuatrimestre de mayor consumo del año en Venezuela y ya no hay real para tanto gasto. El descontento ciudadano cerrará el año en niveles muy altos y podría mostrar su peor rostro en cualquier momento.
La escasez de alimentos está latente y se agravará, porque el ingreso petrolero no alcanza para cubrir la alta demanda de productos importados. Es imposible que puedan igualar el gasto realizado en 2008 en la masiva compra de alimentos. Y por otro lado se empeñan en aniquilar el aparato productivo nacional.
La crisis económica aprieta y muy duro. Los ingresos petroleros siguen cayendo a pesar que el precio del petróleo se ubica en más de 60 dólares, porque los niveles de producción no son los ideales. PDVSA sólo produce 60% de lo que declara y parte de lo que se produce está siendo usado para cubrir los pésimos negocios que se esconden detrás de los convenios petroleros.
El país está al borde de la quiebra económica. La ecuación bajos ingresos+excesivo gasto+elevada inflación tiene de cabeza al Gobierno. Se acercan medidas económicas muy duras y eso tiene su efecto en la desgastada imagen oficial.
Todo eso configura escenarios desfavorables para Chávez y su revolución en 2010, que será un año electoral clave para el futuro del proceso. El Gobierno se arriesga a perder la mayoría en la Asamblea Nacional y ese sería un frenazo importante para la permanencia en el tiempo.
Ante esa posibilidad, el Gobierno pisa el acelerador y aprueba ahora las leyes impopulares que no podrán imponer en un parlamento con un equilibrio de fuerzas. Esa Asamblea Nacional sin una mayoría aplastante no le sirve a Chávez, por eso cobra fuerza la tesis de que el año que viene no habrá elecciones para nadie.
Y en lo interno, el Gobierno también se deteriora. La confrontación entre los factores de poder del PSUV es cada día más fuerte. La ambición por el poder y el dinero que esté trae consigo, hace que los liderazgos internos se disputen el control del Gobierno. También hay desacuerdos graves en la forma como se impone, se persigue y se orienta al Gobierno. Esto también le pasará factura a Chávez y su gestión.
El Presidente y quienes lo acompañan están en una encrucijada muy grave. Sin dinero no se sostiene un Gobierno populista. Por eso pierden sintonía con ese pueblo al cual acostumbraron a entregarle dinero sin hacer mucho. Se acerca la quiebra social, económica, política y militar.
Tomado de Noticiero Digital
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