Eddie Ramírez: "Dónde Cristo fracasó..." 12/09/2009

Coño, los cristianos acabamos de recibir un baño de agua fría. Por voz autoritaria del teniente coronel nos enteramos no solo de que Cristo fracasó en su misión, sino que nos engañó. Fracasó en su intento de acabar con la pobreza, eliminar las desigualdades y formar un hombre nuevo. Jesús, para ocultar su fracaso, inventó el cuento de que realmente su Reino no era de este mundo, sino que había que esperar a morirse para disfrutar en el más allá. Es decir, Cristo hizo como la zorra que, por no poder alcanzar las uvas, decidió que no valía la pena porque estaban verdes. En cambio yo, o sea Esteban, sí lograré cambiar el mundo ya que mi Reino es en este planeta de la Vía Láctea.

Este nuevo Reino terrenal tendrá como eje a Venezuela, hoy respetada y con voz propia en todo el mundo. Por ello, dentro de 500 años, siguió afirmando el teniente coronel que está de paso por Venezuela, se recordará esta revolución bolivariana. Para ello estoy dispuesto a consumirme, exclamó desde el balcón del pueblo. Lo de que tendrá éxito donde Cristo fracasó lo entendimos. Lo de consumirse debemos esperar que un filólogo interprete lo que quiso decir el de Sabaneta. El diccionario define consumido como alguien flaco, macilento. Este no parece ser el caso, ya que está muy rollizo de tantas buenas comidas en el exterior. Hace tiempo que dejó de comer caraotas. Ahora es todo un gourmet, aunque algunos malpensados piensen que más bien es un gourmand. El diccionario también trae la palabra consumir, una de cuyas acepciones significa destruir, extinguir. ¿Será que está reconociendo urbe et orbi que va a seguir destruyendo a quienes disentimos de su proyecto decimonónico? ¿O será que piensa autodestruirse? Como somos optimistas, más bien interpretamos que se está percatando que la vela de su régimen se está consumiendo, o sea acabando.

Quizá Cristo fracasó en establecer un Reino terrenal porque en su época no existía Cubana de Aviación y, lógicamente, llevar su mensaje a Bielorrusia, Irán, Siria, Argelia, Turkemenistán, Rusia, Libia, Venecia y España, en unos pocos días, no hubiese sido posible en el burrito que acostumbraba a montar. Además, en aquellos tiempos tampoco existía el cine y por lo tanto Jesús no pudo contratar a Oliver para que recogiera su mensaje y adelantara algunos logros.

Cristo apenas conoció un Rey y de vaina se salvó de que lo matara cuando era chiquito. De Jefes de Estado solo conoció a Pilatos y éste sí realizó el deseo de Herodes. En cambio el comandante en jefe fue recibido con honores por presidentes y por el rey de España. Claro que Nuestro Señor no tenía petróleo que regalar, ya que solo le quedaba un poquito de incienso que guardaba como recuerdo del Rey Mago Gaspar.

Con este sustancioso mensaje, el viajero nos explicó los resultados de su exitosa gira visitando a varios dictadores y pisando alfombras rojas, en lugar de las de fibra de eneas que tenía en Barinas. La pasantía por Madrid sí fue positiva para él y vergonzosa para Su Majestad Juan Carlos y para Rodríguez Zapatero, quienes se hacen de la vista gorda de las violaciones a los derechos humanos que ocurren en su excolonia, para lo cual contribuyen suministrándole bombas lacrimógenas. En su afán de regalar cualquier cosa, el llanero ofreció gasolina a Irán, gas, arroz y maíz a Siria, a pesar de que actualmente Venezuela tiene que importarlos. Es decir en su gira engaño a otros países, al igual que engaña a los venezolanos con falsas promesas. Por el contrario, Cristo ofreció lo que podía: la vida eterna para quienes sigan sus enseñanzas. Cristo no fracasó, el criollo sí.

Noticiero Digital