lunes, 22 de marzo de 2010

Incendio en el Ávila...


Ese incienso no se lo merece la Sultana. El humo que sube al cielo no tiene olor agradable. Tantos cientos de años guardando con tu sombra los techos rojos del valle, salvando de ventiscas y piratas a propios y extraños que desde Diego de Lozada hasta hoy han enraizado sus vidas y familias en la ciudad de Caracas, y que ahora miran aterrados cómo el fuego se traga con voracidad destructora parte de su paisaje, de su vida.

Has aguantado terremotos (ambos vivimos el del 67 ¿te acuerdas?) y deslaves que horadaron tu cuerpo… de todo eso has salido airosa y con serenísima majestad continúas abrazando el Valle porque ese ha sido el encargo que Dios te confió y tarea a la que has sabido serle fiel.

Soportaste con estoicismo la bravuconada populista que intentó eliminar de un plumazo mas de 400 años de nombre señorial y lo cambió por un insípido Waraira Repano, nombre mas propio de un motel turístico o de tienda de souvenirs que de la maciza columna corintia que desde siempre ha soportado el peso del cielo sobre Caracas.

Pero eso no te ha importado ni a ti ni a nosotros. Siempre serás “El Ávila” y aún cuando nos duela ver como la musa de Cabré cambia de esmeralda a pardo, a oscuro, a negro, sabemos que de ésta volverás a salir triunfante porque esa es tu naturaleza, y lo que se hereda no se hurta.


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