viernes, 24 de abril de 2009

El verdadero “TIRO FIJO” está en Paraguay.

(Lugo contando los hijos que tiene)
"La cigüeña demanda al fornicario Fernando Lugo y exige el pago de horas extra ante el Ministerio del Trabajo".

Es una lluvia de bebés la que le ha caído encima a Fernando Lugo, exobispo y ahora presidente (¿cuando será “ex” también?) constitucional del Paraguay, bochorno para la Santa Madre Iglesia y mucho mayor vergüenza para el pueblo que creyendo en él, suponiéndole integridad de costumbres y fidelidad a sus ideales le dio el voto. “El padre nos resultó padrote” fue el chiste que circuló a sotto-voce en la Cumbre de las Américas pero que se hace ruido ensordecedor a través de las páginas de la Internet.

Hasta ahora van tres, que se sepan, los retoños cuyas madres están requiriendo el compromiso de manutención y reconocimiento por parte del “Tiro Fijo Paraguayo” (qué Marulanda ni que ocho cuartos!), pero se habla de al menos siete (solo le faltan dos para hacer un equipo de béisbol y hacerle la competencia a “Los Padres” de San Diego o a los “Angelinos” de Los Ángeles). El asunto ha tomado ribetes tan grandes, que las madres han decidido hacer un frente común y unirse todas en una sola demanda de paternidad al “Don Juan otoñal”, dejando abierta la puerta a “nuevos reconocimientos”.

El individuo, prevalido de su (antigua) condición de obispo y de su aparente labia, hacía blanco en jovencitas, menores de edad ellas, inocentes ellas, para satisfacer su lascivia y darle rienda suelta a la concupiscencia de la carne, demostrando una puntería que ya hubieran deseado Búfalo Bill o Wyatt Hearp en las verdes praderas de Wyoming.

Make my day” les ordenaba imperturbable este “Harry el Sucio” versión guaraní a las aún niñas que mas impresionadas por la magnum 44 que por las homilías, no encontraban como resistirse al asalto de su honra, porque no estaban seguras de si había disparado 5 ó 6 balas… pero siempre quedaba una en el tambor del arma, precisamente la que daba en el blanco.

Nunca debió ser obispo, es mas, nunca debió ser sacerdote este elemento que bastante daño ha causado a la Iglesia y a la nación paraguaya. Tan rápido para abrir la bragueta como para cerrar los ojos a la virtud de la castidad y a la promesa de celibato. De si debió ser presidente del Paraguay, eso deben responderlo los mismos paraguayos, los mismos que están ahora sufriendo las burlas y los comentarios chistosos de la comunidad internacional.

“El padre resultó padrote” decían con sordina los presidentes en la Cumbre


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