martes, 7 de abril de 2009

Pedro Lastra: De que la pusiste, la pusiste Luis Vicente


(Luis Vicente León mostrando cómo le dió a la jalada proporciones titánicas!!!)

Bien dicen que peor que cometer un dislate es pretender rectificarlo. Seamos francos y no nos caigamos a cobas: de que la pusiste, la pusiste Luis Vicente. Calificando de Titán – así, con mayúsculas – al teniente coronel caíste en las peores y más repugnantes prácticas de los jala bolas de Juan Vicente Gómez. Esos seres repulsivos que José Rafael Pocaterra en sus Memorias de un Venezolano de la Decadencia supo calar en toda su hondura de indignidad, inmoralidad, oportunismo y rastacuerismo.

Mira lo que se decía de quienes como tú hoy con Chavez heroizaban ayer a la siniestra y mendaz figura del enano Cipriano Castro, en 1907:“Se comenzó, como era natural, por levantar al aventurero afortunado hasta la categoría de héroe, las escaramuzas y astucias del hombre primitivo fueron presentadas como genialidades sin precedente; sus arrestos salvajes de impulsivo se consideraron como rasgos de prócera valentía. Después les fue menester disfrazar la obra del Héroe. La patria estaba en lastimosa decadencia; sin crédito, sin fortuna, sin la menor esperanza de vida, daba cada día un traspiés hacia el desastre.”

Patética y lamentable tu dudosa declaración, Luis Vicente. Chávez no es un Titán: es un caudillo salvaje, ambicioso hasta el delirio, inescrupuloso y mendaz, que se sirve de la cobardía y la miseria nacional de medio país para aplastar la dignidad y la entereza de su otra mitad. Que escarba como una hiena en la carne podrida de nuestra decadencia para deshilachar la poca moral que nos va quedando. Amparado en la camarilla de militares traidores que vivirán las mismas miserias que hoy vive Baduel, el responsable de su entronización, y los militares pusilánimes y cobardes del 11 de abril, que no fueron capaces de cumplir con su obligación constitucional. Coronar la maravillosa y pacífica insurrección popular contra los desafueros del déspota con el fin de esa tiranía en ciernes, hoy desembozada.

Bertolt Brecht, el gran poeta y dramaturgo alemán, pone en boca del discípulo de Galileo Galilei una hermosa aunque equivocada frase: “desgraciado el país que no tiene héroes.” Lo hacía reprochándole al maestro que no se hubiera alzado contra la inquisición y por salvar su vida de la hoguera hubiera aceptado la teoría de que era el sol el que giraba en torno a la tierra. Ante la estúpida soberbia del discípulo, tan fuera de lugar como tu requerimiento, Galileo Galilei le responde: “No. Desgraciado el país que los necesita.” Como desgraciada es la Venezuela de hoy.

Tomado de Noticiero Digital





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