Del bolidesastre.
Los nuevos culpables.
La inclinación natural del presidente Chávez, y de sus más cercanos colaboradores, cuando encuentra dificultades, ha sido señalar culpables que conspiran contra la buena marcha del proceso y le impiden realizar su proyecto personal. Jamás se les ha ocurrido que sus tropiezos y las calamidades que deben padecer los venezolanos puedan ser obra de sus diez años de gestión ineficaz e incoherente y de su prédica de odio.
Los primeros culpables fueron los políticos, que habrían llevado la república a la ruina porque querían monopolizar el poder.
El estigma se extendió luego a los cuarenta años de la llamada cuarta república. Después le tocó el turno a los oligarcas y latifundistas que venían medrando de la riqueza nacional desde los tiempos de la colonia, incluyendo de paso a la oligarquía colombiana. Más tarde le correspondió, con gran énfasis, a los medios de comunicación ser los pecadores, porque no presentaban con suficiente colorido la patria brillante que había construido la "revolución bolivariana".
Y así sucesivamente, se atribuyeron los tropiezos a las intenciones perversas del imperio, de los capitalistas, del presidente Bush, de la clase media, de los empresarios, de los comerciantes, de los sindicalistas, de los trabajadores, de los curas, de los estudiantes, de los zulianos y de los gobernadores. Todos ellos llamados escuálidos, pitiyanquis o vendepatrias.
La lista de culpables, de quienes se resisten a ser hombres nuevos a imagen y semejanza del caudillo, es tan larga que tiende a agotarse. Pero a pesar de que les denuncia y combate en Aló Presidente, los problemas no dejan de agravarse: aumenta la inflación, crece la inseguridad y, para colmo de males, empiezan a reducirse los ingresos.
Ahora la lista de enemigos se extiende a los trabajadores y obreros del Estado que han abusado de su candor y falta de controles administrativos. También incluye a grandes burócratas, autoridades regionales, diputados y directores de empresas de la CVG.
Son ellos quienes con sus altos salarios y gastos superfluos impiden hoy el avance de la revolución. El Presidente dijo con voz tronante el miércoles, como si se hubiera enterado ayer de esas anomalías: "Aquí se tienen que acabar los megasueldos, los megasalarios, los megabonos. ¡El que quiera volverse rico, váyase a otro lado!", con lo cual le mandó un mensaje a sus progenitores, hermanos, primos, sobrinos y ahijados de Barinas, que andan por allí buchones y felices.
Pudo haber acusado de la baja de precios del petróleo a Wall Street, lo que es bastante fácil. Pero ese era un recurso trillado y necesitaba de nuevos enemigos. Por lo que esta vez decidió arremeter contra aquellos a quienes su gobierno paga los sueldos y salarios. Y para coronar el acto de cinismo, se horrorizó con lo mucho que se gasta en propaganda del gobierno y la revolución.
Sólo le faltó mandar a retirar las fotos e imágenes de Chávez que adornan las calles, los edificios y las oficinas públicas.
Tomado de Noticiero Digital
política+venezolana, actualidad, iglesia católica, Venezuela
actualidad
politica
venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario