viernes, 13 de marzo de 2009

Editorial El Nacional 13/03/2009

A la señora Cilia.

Mensaje secreto.

La mayoría de los venezolanos se preguntaba por qué el Presidente de la República le lanzó ese vulgar regaño a la directiva de la Asamblea Nacional, incluida la desteñida Cilia Flores, increpándola porque, según él, estaban flojeando demasiado, y no se ocupaban de la tarea fundamental que les compete, como es la de legislar para el usufructo de Miraflores.

Pues bien, la respuesta ya está ante los venezolanos: lo que el mandatario quería de Cilia Flores es que entrara en acción, como dicen los gringos, para recortar, ley en mano, los poderes de las gobernaciones y las alcaldías, no sólo las que están en manos de los sectores opositores sino de los propios bolivarianos, que en última instancia serán los más afectados porque disminuirá su capacidad de montar guisos con el presupuesto nacional.

Desde luego que a la oposición se les recorta el presupuesto y se les amputan sus potestades para intentar darle un vuelco positivo a los sectores educativos, de salud, de transporte y atención a los niños, mujeres y ancianos, así como también a los gastos de seguridad en cada alcaldía y gobernación. Se trata de un bumerang político porque sus efectos no tardarán en ser sentidos por la población, en la misma medida en que los servicios se deterioren y la gente sepa que es el gobierno chavista el responsable de sus desgracias.

Pero los militares son así: les encanta imponer todo a rajatabla, manejar las instituciones vertical y personalmente, y sacarle provecho económico corrupto a sus cargos oficiales, en una mezcla de Pérez Jiménez y la Cuarta. De esa cabuya los venezolanos tenemos un rollo, y el jefe del Estado no ha resultado diferente, más bien, lo alienta este comportamiento.

Cuando el rebaño de focas de la Asamblea Nacional aprueba y aplaude la Reforma parcial de la Ley de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público no hace sino consolidar un modelo autoritario y corrupto, tal como puede apreciarse en las filiales de Petróleos de Venezuela, de las empresas de CVG, de Pdval y Mercal, de los bancos públicos que hoy presentan altos índices de morosidad, pérdidas de capital e incumplimiento de las gavetas de préstamos impuestas por el propio Gobierno.

Ahora van por más: quieren todos los negocios nacionales, regionales y locales. Se trata del cáncer de la corrupción militar y bolivariana que hace metástasis a través del cuerpo de la nación entera.

Lo aprobado por la Asamblea Nacional, según las agencia internacionales, "otorgará al presidente Hugo Chávez la posibilidad de modificar las competencias de administración de carreteras, aeropuertos y puertos a gobernaciones y alcaldías". Tremendas oportunidades para guisar y, de paso, buscar votos obligados.

En verdad lo que está pasando es que como decrecen los ingresos petroleros, los guisadores bolivarianos necesitan mayores espacios para robar. Eso sin contar con el lavado de dinero que ya tienen en mente para mantener la rentabilidad de sus fortunas.

Tomado de Noticiero Digital


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1 comentario:

Anónimo dijo...
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