Editorial
El Nacional.
Despierta la crisis.
Habla Stiglitz.
Ayer en Estrategia, nuestro suplemento de economía y finanzas, el premio Nóbel de Economía, Joseph Stiglitz, le dio el puntillazo final a los sueños del gobierno bolivariano de pasar por debajo de la mesa, frente a la crisis económica mundial. Como un cirujano que, al abrir el abdomen del paciente se da cuenta de inmediato de lo avanzado del tumor, el doctor Stiglitz no tardó en diagnosticar, en pocas y duras palabras, el mal que avanza en las entrañas de la economía venezolana.
Debido a su reconocido prestigio y a su seriedad profesional, el señor Joseph Stiglitz no se comporta como una estrella de cine de Hollywood, de esas que la agencia estadounidense de relaciones públicas contratada por Miraflores y pagada en abundantes dólares le suministra mensualmente al presidente Chávez para mejorar su imagen internacional.
Al contrario, Stiglitz puede venir a Venezuela invitado oficialmente, lo cual es válido, pero de seguro no cambiará su discurso crítico ante los ruegos del chavismo (porque no tiene idea de lo que es esa mazamorra ideológica) y mucho menos frente a las medidas económicas que cualquier gobierno (y principalmente el nuestro) esté tomando, o se prepare a tomar, para darle respuesta a una crisis que no sólo es global sino que tiende a profundizarse en nuestros principales socios comerciales.
De la misma manera que Stiglitz enfrentó las mamarrachadas económicas de la presidencia de George W. Bush, de igual forma ha comenzado a dar opiniones contundentes sobre la autosuficiencia del gobierno venezolano y de su descarada, irresponsable y peligrosa forma de comportarse ante el tsunami económico global que terminará por golpearnos con su secuela de ruina y miseria.
El señor Stiglitz no está a sueldo de la Agencia Central de Inteligencia, ni obedece a intereses foráneos con raíces económicas en Venezuela. Es un analista, un estudioso y un profesional reconocido. De manera que si sus juicios (referidos a América Latina) dicen que "Venezuela es el país donde los efectos de la crisis global terminarán por ser significativamente importantes", uno -como ciudadano- se pregunta si en Miraflores están conscientes de estas señales rotundas y demoledoras que nos están llegando.
En verdad, Stiglitz no hace sino confirmar que Venezuela es "una economía demasiado dependiente del petróleo" y que al derrumbarse los precios "desde 147 dólares el barril hasta 30 dólares" nadie, en su sano juicio, puede esconder la profunda crisis que ya está viviendo en la población de escasos recursos. Y si a ello se agrega que "el presupuesto fiscal para el año 2009 fue calculado a 65 dólares por barril", entonces "hay una brecha muy grande por cubrir".
Agregó, y esto es muy significativo, que "la única estrategia del Gobierno venezolano es esperar a que los precios del petróleo suban de nuevo". Dijo, además, que Chávez "ha permitido una excesiva expansión del consumo y del crédito". Esto es, decimos por decir, que le abrió la puerta al consumismo de los boliburgueses.
Tomado de Noticiero Digital
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