Mentira y represión
Luz sospechosa
Para el Presidente de la República la crisis de energía se debe al derroche que la clase media y la oligarquía, los centros comerciales y las industrias privadas ocasionan por no tomar previsiones para ahorrar el servicio. Es una mentira de principio a fin, porque nadie quiere gastar en electricidad más de lo que ya tiene presupuestado para todo el año.
Al Presidente no le merece la más mínima atención el hecho de que los primeros interesados en bajar sus costos operacionales son los comerciantes y los industriales.
Igual sucede con la clase media, golpeada por la crisis económica y por la violenta devaluación impuesta por el Gobierno. ¿Por qué las residencias de la clase media van a querer gastar más en electricidad si su presupuesto familiar, en conjunto, apenas alcanza para cumplir con los créditos hipotecarios y el pago de servicios como agua y recolección de basura? Se necesita estar loco para llegar a la casa o al apartamento y poner a funcionar todos los artefactos eléctricos o derrochar el agua. El Presidente, como militar que es, se olvida de la carga económica que sobre el bolsillo de las familias recae por el pago de los servicios públicos. Claro, él ha vivido en cuarteles y residencias de guarnición donde esos gastos no cuentan en el presupuesto familiar.
Cuando lanzan esas campañas "ahorradoras" de electricidad y agua no piensan en lo que ellos gastan en sus condominios militares. En estos carnavales, los círculos militares fueron (y lo serán en esta octavita) un doloroso ejemplo de cómo el poder militar le exige a los demás disciplina y rigurosidad, y cómo a sus espaldas el régimen incita al gasto desproporcionado de electricidad en sus áreas controladas.
Pero no sólo fueron los círculos militares sino el hotel Alba (antiguo Hilton en manos de cubanos) convertido en un mini Río de Janeiro, con el área de la piscina iluminada hasta la madrugada.
Qué cinismo y que pobreza de crítica de las costumbres de la cuarta, que se hartan en denunciar pero que imitan decadentemente al dedillo. Allí se emborracharon de luz y agua, y quizás muchos más de licor, los aspirantes a revolucionarios.
Es esta la senda que los lleva a la perdición: se muestran como revolucionarios y actúan como vulgares burócratas de la vieja Unión Soviética: aprovechadores e insensatos. Lo peor es que hacen de la mentira su plato principal. Ayer, el ministro Alí Rodríguez dijo que la propuesta de Colombia de vendernos electricidad era una iniciativa inasible conjeturada por la prensa.
Pues no, Alí, esa propuesta colombiana fue anunciada para ser presentada hoy jueves por el gobierno de Uribe. Si es buena o mala, es harina de otro costal, pero no hay que mentir de entrada. Igual le pasa al ministro de Ambiente, Alejandro Hitcher, cuando anuncia que a los usuarios se les cobrará un recargo tarifario (sic) por cada metro cúbico excedido. Y amenaza: "Les cortaremos el servicio así tengan su facturación al día". Nazi.
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