viernes, 9 de abril de 2010

Y la iguana se comió los cables...


Fuera de la guachafita, leva, mamadera de gallo o como quiera ud llamarla, el simple hecho de que el suministro de energía eléctrica dependa de las peculiares travesuras gastronómicas de una iguana es motivo de indignación. ¿Tan frágil es nuestro sistema eléctrico que un reptil de escasos centímetros es capaz de dejar sin energía por mas de 20 horas a todo un pueblo? Y lo peor de todo… ¿tardaron 20 horas en determinar la causa y restaurar el servicio eléctrico? ¿porqué será que no me asombra?

Si en once años no han logrado mantener las turbinas de las represas y las plantas generadoras termoeléctricas, no es de extrañar que se tarden tanto para descubrir una iguana rostizada y menos en el empleo de 20 horas para arreglar el desperfecto.

¿La culpa es del Niño? Ahora si que no se puede echar mano de fenómenos climáticos para tapar la dejadez y la ineficiencia ergo, hay que buscar un animal específico a quién culpar para quitarle responsabilidad a los otros animales… la culpa no es de la vaca, la culpa es de la iguana!!!!

Y la iguana se comió los cables, fue la respuesta que dio Corpoelec a la colectividad. Craso error! En ese caso hubiera sido mejor inventar una excusa mas plausible como la sobrecarga, la deficiencia en el suministro, que estaban lavando las líneas u otra parecida porque ¿se imaginan ustedes, amables lectores que la misma empresa del Estado afirme que los cables se pueden comer? En estos momentos en muchos ranchos de nuestra querida geografía deben estar haciendo sopa de cables, asado de cables, cables esmechaos, Tarkari de cable, cable en coco, y no por la novedad culinaria sino por la necesidad extrema.

-“Mamá, estos espaguetis están negros!”- dice el hijo asombrado, a lo que la madre le responde: -“cómaselos, que su padre no consiguió de otro color en el poste”-


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