"No hay poder militar ni económico que pueda contra los pueblos que deciden liberarse".Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina, en su Discurso de Orden ante la Asamblea Nacional de Venezuela, el 19 de abril de 2010.
Desde que los chamanes amanecieron frente a la Santa Capilla realizando sus ritos tabaco en boca y botella en mano, la madrugada del 19 de abril, sabíamos que habría show Bicentenario bien aliñado.
La celebración comenzó el día anterior en la Plaza El Venezolano, cuando en las mismas narices de la Casa Natal del Libertador y de lo que queda del Museo Bolivariano, el Comandante de la revolución inauguró un adefesio que no sabemos si calificar de intento de obra de arte, de monumento al mal gusto o de ofensa a la memoria del Libertador. Lo que se anunció como un obelisco conmemorativo del Bicentenario, Chávez lo apodó "un cohete ideológico", porque eso parece: un cohete rojo y negro, de metal y plástico, que rompe con su fealdad el entorno colonial del casco histórico de Caracas, ya bastante deteriorado por los buhoneros, el abandono y la suciedad. Sin embargo, el gusto sabanetero lo calificó de "maravilla de la arquitectura, construido en apenas 3 meses". Por lo menos tiene un pararrayo para capear la ira de los dioses ante tanta monstruosidad y atropello.
Pese a que el 19 de abril de 1810 fue una fecha civil, protagonizada por la más rancia oligarquía criolla, por mantuanos que decidieron ejercer el gobierno local con el pretexto de defender los derechos del depuesto rey de España Fernando VII, el Comandante ordenó hacer un rumbón que llamó "cívico-militar" y tener como invitados especiales no a los países hermanos de la Gran Colombia o a Inglaterra que mucho ayudó al Libertador en la gesta emancipadora, sino a sus compinches del ALBA, grupo político de izquierda que tiene como denominador común el disfrutar del dinero de Venezuela a cambio de apoyar con su presencia los "happenings" que con frecuencia organiza el dueño de los petrodólares, con la anuencia del titiritero cubano, a quien le encanta mover los hilos de esta partida de vivos desde La Habana.
Los chismes decían que Chávez se iba a declarar comunista ese día (¿y no lo ha hecho ya?), que el gobierno iba a lanzar la casa por la ventana, que la Fuerza Armada exhibiría el poderío de las armas rusas. Y allí estaban Evo, Cristina, Correa, Ortega y su mujer, los negritos de las islas del Caribe que Venezuela mantiene (sin connotaciones racistas ¿ok., afrodescendientes?) y Raúl Castro, para demostrar que el aquelarre contaba con la bendición del anciano dictador, padre putativo del criollo. También estaban los chinos, que negociaron ese día su participación sobre la extracción a futuro de la Faja del Orinoco, a cambio de un préstamo sin precisiones de 20.000 millones de dólares para el gobierno venezolano; y un General que tenía en su pecho más chapitas que pandereta de Navidad, representando a la última dictadura de Europa, la de Bielorrusia.
El Aquelarre
De todas partes del país, llegaron los funcionarios públicos, madres cuidadoras, estudiantes de universidades chavistas, obreros de las petroleras, muchos de los cuales habían pasado la noche en un autobús, para amanecer bien tempranito en Caracas. Después del reparto de franelas y ubicación en las graderías, el que fuera el avión insignia de la Fuerza Aérea Venezolana, un F-16, pasó en vuelo para iniciar el festejo. Y no hay nada que guste más al venezolano que un bochinche. Ya lo dijo el Generalísimo Francisco De Miranda, que no pudo con eso. El Comandante, a bordo de una limosina, tomaba su baño de multitudes por el paseo de Los Próceres, rodeado por sus anillos de seguridad, que corrían a su alrededor, jadeando por la marcha y el sol. Vestido con el uniforme cubano de Mariscal, recibió el parte del General de División Celso Canelones, en uno de los episodios más cómicos del desfile. Canelones, ascendido y premiado por su participación en el golpe de estado del 4-F y su fidelidad hacia Chávez, apareció sobre un tanque ataviado de prócer independentista, con galones y faldones, medallas y borlas, de gorra y guantes rojos. No portaba el clásico sable o el bastón de mando, propio de tiempos de paz sino un fusil ruso que contrastaba con su dieciochesco atuendo. Introdujo en su saludo la novedad de "Patria Socialista o Muerte" y echó el cuentito de que allí estaban nosecuantosmiles de soldados "socialistas, antiimperialistas", esperando órdenes de su Comandante en Jefe, título que por cierto los locutores de protocolo anteponen al constitucional "Presidente de la República".
El festival arrancó con dos horas de bailes folklóricos, muy bonitos pero algo largos para los trasnochados Presidentes y asistentes. Y por supuesto, adobados con la consiguiente "jalada" al jefe de la revolución en las coplas de los bailes llaneros. La verdad es que nunca habíamos visto a indios con guayucos rojos y hasta nos pareció que la cara del Niño de San Antonio se asemejaba a Chávez. Seguidamente el desfile militar; primero de las delegaciones extranjeras, con gran lucimiento de los bielorrusos; luego, los venezolanos. Aquí vinieron las sorpresas: las cadetes (¿o "cadetas"?) de todas las fuerzas portando minifaldas, en un acto de revolucionaria distracción de las miradas masculinas; las milicias campesinas, de sombrero de cogollo íy guantes rojos!, mientras que las milicias, esas que el Comandante armó para la defensa endógena, llevaban un uniforme militar completamente rojo, en un alarde de cursilería y chocante sectarismo. No sabemos qué piensan los oficiales institucionales, si es que todavía existen dentro de la Fuerza Armada, del uso obligatorio de accesorios rojos, como sobre botas, trenzas de zapatos, boinas, cinturones, galones y guantes.
Fin de Fiesta
Después del pase de los aviones rusos y chinos y tras casi 5 horas de desfile, los invitados de honor fueron llevados a la Asamblea Nacional, todos sudaditos y sin descanso, para una sesión solemne donde la señora Kichner dio un discurso en defensa de Las Malvinas y dijo que la había emocionado el caballo blanco con el sable de Bolívar, "seguramente similar al que uso el Libertador en 1810". Este y otros detallitos históricos pasados por alto en la celebración son producto de que se hizo a un lado la participación y asesoría de la Academia Nacional de la Historia, que por cierto tuvo una Sesión Solemne el 18 de Abril con la Académica Inés Quintero, cuyo Discurso de Orden es una clase magistral que debieron escuchar quienes organizaron el sarao del 19 de abril como si se tratara de la fiesta en Elorza. El discurso de la Dra. Quintero lo pueden leer en la página Web www.anhvenezuela.org.
Pero por supuesto que la corte del chuleteo no se iba a ir con las manos vacías, después de lanzarse el desfile, la sesión en la Asamblea y para coronar, una reunión del ALBA en el Teresa Carreño, todos actos transmitidos en cadena nacional de radio y televisión. Casi diez horas sin poder siquiera bostezar en cámara. Cada uno tuvo su reunión privada con el Comandante de los petrodólares y cada uno se llevó lo suyo debajo del brazo, disfrazado con el manto de "acuerdos bilaterales". Daniel Ortega, por ejemplo, obtuvo 500 millones de dólares sin cargo a la deuda pública nicaragöense, es decir, como donación graciosa de Venezuela. Evo, dicen que ya tiene el financiamiento de su avión presidencial, listo para entregarlo porque era para un equipo de fútbol europeo que no pudo pagarlo por la crisis del euro. Raúl tuvo también su reunión en Miraflores, pero como siempre, no nos enteramos del negocio que cerraron. Correa se fue con las palabras de Chávez de que si era agredido por Colombia o por cualquiera, "Venezuela saldría en su defensa con todo su poderío militar" (í!). La Presidenta argentina, que pasa un terrible momento político en su país, también logró sus acuerditos. Es que este fastidio tiene un precio, ché.
¿Cuanto nos costó el show del 19 de abril? No lo sabemos. Un desfile militar tiene un elevado costo de movilización de equipos terrestres, tropas, logística, y en este caso, miles de uniformes y accesorios nuevos. Si le agregamos el costo de las representaciones folklóricas, especialmente si los indios fueron traídos de la selva - es broma, caray-, el vestuario, los músicos, pasajes, alojamiento, comidas, más el traslado de los espectadores desde todo el país, con su respectivo condumio, franela, gorra y pancarta. Y no hemos contabilizado el gasto en combustible de esos aviones devorando cielos.
Tal vez esos miles de millones gastados en este bonche exclusivamente revolucionario -puesto que la población no chavista esta excluida de la fiesta patria-, hubieran servido para dotar unas cuantas escuelas de baños decentes, agua corriente, bebederos para los niños, pupitres, pizarrones, tizas, computadoras y seguridad. Seguramente, el dinero que regala quien se cree dueño del país a otros pueblos, para que ellos estén bien, serviría para recuperar tendidos eléctricos, comprar turbinas y nuevas plantas termoeléctricas, Tal vez lo que costó el horroroso cohete rojo que contamina con su fealdad la Plaza El Venezolano hubiera servido para dotar unas cuantas salas de emergencia en nuestros depauperados hospitales.
¿Independientes?
Aparte de las frases manidas del léxico izquierdista internacional sobre el imperialismo, el colonialismo, el dominio de las oligarquías y otros conceptos decimonónicos, la reiteración del Comandante y de sus interesados invitados acerca de que ahora sí somos libres, contrasta con una realidad incontestable: supuestamente nos liberamos del imperio español y del yanqui pero ahora estamos en manos del imperio cubano. Transcribo lo que me escribió mi colega y amiga Berenice Gómez el 18 de abril: "Mañana celebro el inicio del fin de la dominación imperial española y conmemoro 11 años de la dominación imperial cubana en Venezuela. Los cubanos controlan todo: FAN, salud, identidad, registros y notarías, puertos, aeropuertos, policía secreta, investigaciones, pesca industrial. Los cubanos mandan, ordenan, custodian, planifican y por ello reciben dinero de las manos del Presidente".
¿Cual independencia celebramos? No hay poderes públicos independientes, una justicia que sirve a un proyecto totalitario irrespeta el estado derecho y mantiene presos políticos; nunca antes Venezuela había tenido tantos exiliados, espantados por la inseguridad personal y jurídica; nunca antes los talentos jóvenes se fugaron en masa como ahora lo hacen; nunca antes habíamos sido tan dependientes de las importaciones y jamás habíamos importado tanto como el 70% de los alimentos que consumimos; el aumento vertiginoso de la deuda interna y externa compromete seriamente el futuro económico del país; nuestro petróleo es regalado para comprar adeptos internacionales; el país ha adquirido compromisos bilaterales por los próximos 50 años. Hace diez años, el petróleo era el 57% de las exportaciones del país, ahora es el 94%, por la ruina del aparato productivo nacional en aras de un trasnochado socialismo y de favorecer a las economías de otros países.
Somos una potencia energética y el país está a oscuras. Tenemos ríos caudalosos y dinero para fabricar represas pero estamos sin agua; ofrecemos gas a otros países, pero lo importamos para el consumo nacional. Esta potencia petrolera está importando combustible, fuel oil y gasoil a dólar preferencial pero a un precio 35 veces superior al del mercado interno.
Doscientos años después, Venezuela está encadenada al imperio del fanatismo, la ignorancia y la corrupción.
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