La mezquindad y los intereses particulares afectan a la unidad
En la pasada edición de INFORME alertamos sobre la profunda división que existe entre los Chavistas que se han enriquecido groseramente y los Chavistas del pueblo. Esa separación también afecta a la oposición, aunque las razones no sean las sustanciosas ganancias de la corrupción.
En la disidencia democrática hay dos sectores bien definidos. Por un lado está la oposición política que integran los partidos que antes fueron parte de la Coordinadora Democrática y que ahora se agrupan, supuestamente, en la Mesa de la Unidad.
Esa oposición política es variopinta en colores, ideologías e intereses. Cada quien tiene motivaciones diversas. Sólo los une la necesidad de salir del régimen de Chávez. Chávez los une, pero también los divide cada vez que desea ¿Y cómo lo hace?
Muy sencillo. Chávez sabe de qué pata cojean muchos de los están en la oposición política. Les sabe sus mañas, sus debilidades y los errores cometidos en el pasado y en el presente. Así como sabe todo lo que hacen sus propios revolucionarios, sabe lo que hacen los opositores.
Chávez negocia con ellos. El juega con varios factores de la oposición política como el gato juega con el ratón al cual capturó y lo deja medio vivo. Lo agarra juega con él y luego los deja en un rincón. Periódicamente hace lo mismo. Por eso los ha tenido entrampados durante tanto tiempo.
Para nadie es un secreto que en el marco de esa oposición multicolor, hay partidos que hacen su juego personal. Se les ha señalado de recibir dinero del Gobierno y cuando eso ocurre, asumen conductas extrañas de poca solidaridad con los otros factores de la disidencia partidista, a pesar que enarbolan la justicia como bandera.
Ese es un ejemplo de las tantas cosas que ocurren en la oposición partidista. No se pone de acuerdo porque prevalece la mezquindad. La prioridad es defender sus intereses particulares y no los grupales. Eso lo siente y lo huele la oposición no partidista.
Si quiere más demostraciones de cómo actúan ciertos personajes que representan a la oposición, saque usted mismo sus conclusiones a través de un análisis personal ¿A cuántos vio usted declarar para defender a Manuel Rosales de la persecución? ¿A quiénes vio en los medios denunciando el desmantelamiento de la gestión de Antonio Ledezma para aniquilarlo? ¿Quiénes han salido a defender a César Pérez Vivas a quien parece que ya Chávez condenó a la cárcel o al exilio?
Y esos son hechos recientes. Si revisamos los últimos cinco años, conseguirá usted más evidencias de esa conducta extraña de muchos líderes de organizaciones de oposición. Lamentablemente en la única alternativa democrática que existe frente a Chávez, sigue prevaleciendo la mezquindad y el juego de grupos marcados por intereses ajenos al colectivo.
Pero hay una oposición que es mayoría. Esa disidencia que está en la calle sin que los partidos se lo pidan. Esos que llenaron avenidas en Caracas durante abril de 2002. Son los que bailaron al son de Billos en la autopista Francisco Fajardo en Caracas durante aquella Navidad llena de escasez de los días del paro petrolero.
Esa que salió a votar masivamente en el revocatorio. Que luego entró en crisis y se levantó bajo aquella pegajosa invitación “Atrévete” que lanzó un candidato como Manuel Rosales que le echó un camión de ganas para que la oposición saliera con vida de las presidenciales de 2006.
Una disidencia cuyo corazón está en la sociedad civil y que libró otra batalla cuando defendieron en las calles a RCTV. Luego creyeron en un movimiento que liderado por los estudiantes y la oposición política logró derrotar a Chávez en el referendo constitucional de 2007.
Esa oposición no partidista es mayoría en Venezuela, pero no consigue un mensaje que la termine de enamorar y seguir luchando para recuperar la democracia que se escapa como el agua entre los dedos. Un amplio sector de la disidencia sigue esperando una oferta realmente alternativa. Otro sector de ellos se desilusionó y ahora son parte de los desmovilizados Ni Ni.
Hay una brecha entre la oposición partidista y la disidencia que proviene de la sociedad civil. Hay empatía. Hay intereses comunes contra el proceso revolucionario. Pero la mezquindad de los partidos sigue siendo el ácido que los separa.
Existe una batalla de Oposición contra Oposición. Porque un sector carece, hasta ahora, de la capacidad de aglutinar al pueblo. Y el pueblo sigue esperando que lo llamen a la lucha con un mensaje claro y alternativo. Si el Chavismo contra Chavismo hace peligrar a la revolución, la Oposición contra Oposición hace difícil construir una real alternativa.
Tomado de Noticiero Digital
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