jueves, 11 de junio de 2009

Mesa de la Unidad ¿reedición del cuento de Pedrito y el Lobo?


Toda labor por crear un aparato consolidado que enfrente las aspiraciones hegemónicas de Chavez y sus dos órganos de propaganda (PSUV y FAB) merece ser bien recibido. Es necesaria una fuerza única, en eso estamos todos de acuerdo, y sin embargo no se porqué cada vez que pienso en la “mesa de la unidad” me viene a la mente aquel refrán: “tanto nadá pa’ morí en la orilla”. Y es que si fuera la primera vez que se plantea el tema de la unidad de las fuerzas opositoras en el proceso político venezolano del siglo XXI yo convendría inocentemente en su necesidad y auparía su creación pero, ¿cuantas veces hemos visto, de los mismos de siempre, como llevan de aquí para allá, como suben y bajan, como vapulean y manosean el concepto de unidad política para esconder el deseo rapaz de ocupar cargos públicos o posiciones de interés?

Aquí la unidad dura hasta que otro tenga las mismas aspiraciones que yo, y eso ocurre hasta en las mejores familias! (alguien se acuerda de porqué tenemos a William Ojeda en la oposición? Después de ser chavista furibundo lanzado a la Alcaldía de Sucre, el presidente a dedo eligió como candidato a Rangel Ávalos y Ojeda, con despecho y sin ambages brincó la talanquera ideológica para aterrizar “de este lado de la cerca”)

Los lamentables episodios de la gobernación de Bolívar en la que Julio Borges desde la comodidad de su escritorio en Caracas se mete a decidir por encima de las aspiraciones del colectivo guayanés; del caso zuliano y la ingerencia de Saady Bijani quien molesto por no ser candidato oficial a la gobernación monta tienda aparte y arrastra con él la pérdida de varias alcaldías importantes; Rafaél Simón Jiménez (ex-chavista también) lanzado por “iniciativa propia” a la gobernación de Barinas; ¿Cuántos candidatos de oposición peleándose entre ellos mismos tuvieron las alcaldías de Chacao, Baruta, el Hatillo? y otros tantos ejemplos de idioteces políticas sazonados previamente con “acuerdos de unidad” entre los diferentes partidos de oposición.

Con esos antecedentes y estando los mismos de siempre en la mesa de unidad, cómo creerles ahora las nuevas promesas de “respeto y acatamiento a la línea política”? Ya Petkoff comenzó a meter la pezuña anunciando que la Mesa de Unidad no debe perder de vista las próximas elecciones… ¿ese comentario ayuda en este momento o por el contrario viene a colaborar con la impresión de que la Mesa de Unidad se forma con la única intención de servir de plataforma para cuadrar candidatos a los próximos comicios del 2010?

Desde el 98 los partidos políticos (producto de traiciones y componendas) vienen arrastrando una especie de maldición que hace ineficaz la unidad política. Copei traiciona a Irene Sáez, Acción Democrática devuelve al geriátrico a Alfaro Ucero y todos se unen al muy poco carismático Salas Römer tratando de salvarse políticamente, pero todo se hizo tan tarde que dieron la impresión de ratas corriendo antes de que se hundiera el barco. El grito: “Voy a freír en aceite las cabezas de adecos y copeyanos” caló mas que “El sol sale para todos” (como si la política venezolana fuera una novelita rosa mexicana) y le clavaron a la oposición mas de 20 puntos de ventaja. Desde ese momento hasta hoy las pías voluntades de unidad fracasan por el desmedido interés particular, personal y egoísta de los mismos partidos que no han terminado de aprender que el interés nacional está por encima de cualquier aspiración o cuota de poder.

En el 2002 la tristemente famosa “Coordinadora Democrática” con los partidos políticos de oposición, Fedecámaras y la CTV, que pedían la salida del poder de Chavez, y por lo único que es recordada es por el fracasado, costoso y asesino paro nacional del 2002/2003 y por la organización del referendo presidencial del 2004 del que no tengo porqué recordar quién lo ganó.

De allí en adelante, promesas van y promesas vienen de unidad, de “esta vez sí”, de respeto, de acatamiento, de “mea culpa” y ya llevamos 10 años en los que la oposición no da pie con bola. Ahora surge una especie de re-edición de la Coordinadora Democrática bajo la forma de “Mesa de la Unidad” y como el cuento de “Pedrito y el lobo” gente como yo, no les cree.

Se han esforzado en aclarar que la Mesa no es la Coordinadora, pero sabiendo que las “ganas de unidad” no son un proceso inédito en Venezuela y no habiendo otra comparación posible, tendrán que aprender a cargar con aquella mácula que amenaza ensuciar al nuevo proyecto. Para los que creemos y queremos el cambio de rumbo y de timonel, y a falta de otra cosa mejor, no nos queda mas que esperar las conclusiones de las once mesas de trabajo para conocer el nuevo proyecto de país y lo que es mas frustrante de todo, esperar el nuevo proceso electoral pidiéndole a Dios que los candidatos unitarios en primer lugar representen las legítimas aspiraciones de las regiones, y en segundo lugar que los candidatos elegidos no tengan que enfrentarse también a los “espontáneos” que se lanzan al ruedo político, salidos de las mismas filas de los mismos partidos que se han comprometido en mantener una unidad que, por culpa de la avaricia política, los experimentos anteriores han resultado tan frágiles como una cristalería con un elefante adentro.


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