De nuevo el Presidente insiste en que el problema de la adquisición de alimentos por parte de la mayoría de la población está limitada por una cosa que, entre ellos mismos, llaman "especulación". Pero ¿cómo se puede especular si la importación de alimentos y su desembarque en los puertos venezolanos está estrictamente controlado por los propios y "confiables" funcionarios bolivarianos que manejan la nacionalización de los productos importados? Valdría la pena preguntarse cómo los productos que llegaban a Venezuela a través de la red de importación y comercialización que manejaba el hoy preso en los calabozos de la policía política, Fernández Berrueco, podían burlar los precios que el propio Gobierno había establecido para los rubros de consumo popular. Nadie cree que el señor Fernández se atreviera a tanto y decidiera evadir las reglas oficiales si no contara con contactos cómplices en las altas esferas gubernamentales. Pero de eso nada se dice o, en su lugar, se extiende un manto de oscuridad muy sospechoso.
En la misma medida en que Cadivi maneja estricta y puntillosamente la autorización de divisas para la importación de alimentos, en esa misma medida los ministerios del ramo y los de control de precios están en el deber de vigilar cómo los importadores "socialistas" inflan los precios de los productos que traen al país.
No son los importadores privados (que están súper vigilados) quienes están en capacidad de maniobrar con los precios, sino aquellos que gozan de las preferencias oficialistas.
La razón es muy sencilla: el gobierno bolivariano ha estado impulsando una red paralela de distribución de alimentos y productos básicos, y con ello tienen hoy la capacidad total para controlar los precios del mercado con sólo aprobar rápidamente dólares preferenciales a sus socios amigos, como fue hasta hace poco con Fernández Barrueco.
De manera que a otro perro con ese hueso. No es posible que a diez años de la toma del poder, el gobierno socialista nos venga con el cuento de que ellos no controlan la casi totalidad de la importación de alimentos y de productos básicos de consumo popular. Si yo tengo una instancia como Cadivi que exige a rajatabla requisitos extremos para traer comida para la población, entonces ¿cómo es posible que los precios suban exageradamente? La respuesta es directa: aguas abajo muchos funcionarios no están haciendo su trabajo y, en vez de vigilar, se entretienen en guisar y dejar que las cosas pasen. He allí el origen de la especulación porque, si se cumplieran las reglas, cualquiera podría importar cagarrutas de chivos y ganar dinero. El origen de todo está en el diferencial de precios entre el bolívar y el dólar: si se importa algo, por innecesario que sea, siempre se obtendrá dinero extra.
Las areperas socialistas (como los gallineros verticales y los cultivos hidropónicos bolivarianos) son la cortina de humo de un fracaso. Y volvemos a lo mismo.
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1 comentario:
¡Feliz Navidad para usted Padre! Que la paz y el amor inunden su vida hoy y siempre ;-)
Los mejores deseos para usted y los suyos.
Un abrazo cariñoso.
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