El Presidente de la República lanzó ayer un grito de guerra contra la actividad económica del sector privado y volvió a advertir al grupo de Empresas Polar sobre una eventual nacionalización. En su intervención el mandatario utilizó su lenguaje pendenciero, impropio de un jefe de Estado, y le reclamó a Lorenzo Mendoza que haya apelado a las instancias legales plasmadas en la Constitución que él, como gobernante, incitó a todos los venezolanos a respetar y aplicar.
Pero cuando los venezolanos se atienen a la Carta Magna y acuden a las instancias judiciales que están indicadas en su texto resulta que incurren en "delito de rebelión". ¿Por qué, entonces, no se eliminan esas instancias inútiles y, de plano y descaradamente, se declara la suspensión de la Bicha y se traslada la vigencia de la Constitución a los inestables estados de ánimo del jefe del Gobierno? Cuando el Presidente de la República dice: "No te equivoques, Mendoza, porque te vas a quedar, si te equivocas, sin el chivo y sin el mecate. Es una sana recomendación que te doy, señor Mendoza, que has vuelto por los caminos de las conspiraciones y ahora manipulas a los trabajadores", ya sabemos que esas advertencias vulneran la Constitución y son entendidas por los otros poderes como órdenes directas cuyo cumplimiento es inevitable, a riesgo de perder sus altos puestos burocráticos si desconocen una directriz impartida desde Miraflores.
En este caso, los venezolanos notan la eficiencia del Gobierno cuando quiere machacar a alguien que hace su trabajo honestamente y trata de mantener su producción y capear el temporal en medio de la crisis. Pero cuando se trata de atacar los males que afectan la administración pública entonces el jefe de la revolución no amenaza, se le traba la lengua, se le olvidan las denuncias que se multiplica como caries en las muelas de un indigente.
Cuando el Presidente amenaza a Mendoza lo hace como el provocador que invita a pelear a alguien y luego pega gritos para que lo agarren. Nada lo va a agarrar desde su bando, sino que las manos pacíficas surgirán desde la Venezuela inteligente que no quiere ir a la ruina, al desempleo generalizado y al cierre de las empresas. Desde luego que el Presidente no entiende eso, porque no puede aceptar que un empresario tenga éxito en la agroindustria y en la distribución de alimentos, y que la gente lo respalde como lo indican todas las encuestas.
Pero ya que el Presidente está en su plan de matón ante los venezolanos y no de estadista, como es su deber, sería interesante que se ocupara de la gente del pueblo y de sus heridas diarias.
¿Qué tal si le dice al hampa "no te equivoques, porque te vas a quedar, si te equivocas, sin el chivo y sin el mecate?".
En verdad, ¿por qué usted Presidente no amenaza al hampa que mata niños y ancianos, que mata motorizados y choferes de busetas, taxistas y sindicalistas a montón? ¿Por qué no se ocupa de su gente? ¿Miedo o complicidad?
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1 comentario:
Todos sus "por qué?" se resuelve con esto: Porque el gobierno está provocando la destrucción del país. No es cuestión de ineptitud, incompetencia o mala praxis, sino propósito de destrucción.
Todo lo demás que se diga es simple "paja". Y ya llevamos 11 años en esta mamadera de gallo que, por los vientos que sopla, irá para 11 años más.
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