Sigue el coletazo de los contenedores de alimentos dañados encontrados a todo lo largo y ancho de la geografía nacional. Ahora la pelota la tiene la Asamblea Nacional y por boca del diputado Henry Tachinamo (y sus 5 minutos de fama) anuncia que se determinará si fue sabotaje o negligencia.
Lo que me llama la atención es que cada vez que el gobierno mete la pata, inmediatamente sale a flote la palabrita “sabotaje”. Claro, abrir la ventana al sabotaje significa que el gobierno no tiene la culpa de nada, que son fuerzas extrañas, de la oposición, o los planes de la CIA y el imperio, y ahora la moda es incluir al MOSSAD los causantes del desastre en este sainete que deja en pañales a Jack Bauer y su “24”.
Aunque asumir de buenas a primeras el sabotaje es declarar la incompetencia del gobierno para apoderarse y manejar todos los estratos del aparato productivo nacional (cosa que nadie cree hoy en día), es reconocer que después de 11 años de botar gente capaz y suplantarla con adeptos rojo-rojitos, pues “los objetivos no se han logrado”. ¿Es tan frágil el gobierno que con todo su aparato investigativo-represivo aún permite que se cuelen oligarcas, pity-yankees, opositores y miembros de la CIA en sus filas? Y no solamente que se cuelen, sino que tengan éxito en los planes “desestabilizadores”? son fenómenos que nos arrancan una sonrisa irónica, por no decir “incrédula” y que nos hacen pensar en lo que hoy se llama “pote de humo”. Trasladar las culpas y responsabilidades a otras personas e instituciones es algo tan viejo como la historia de la humanidad. Me acuerdo del relato del pecado original en el libro del Génesis 3,8-13:
Al oír la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron de él, entre los árboles del jardín. Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?». «Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí». El replicó: «¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?». El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él». El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Cómo hiciste semejante cosa?». La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».
Adán le echa la culpa a Eva, Eva le echa la culpa a la serpiente, total que ambos comieron del fruto prohibido pero ninguno se hace responsable, peloteándose la culpa de allá para acá.
Lo curioso de todo es que la palabra “corrupción” no aparezca en los temas que deberían, por fuerza, ser investigados por la Asamblea Nacional. ¿Hubo sobreprecio en las compras de comida? ¿quién paga el almacenamiento durante tanto tiempo de los containers que, según dicen, alcanza por cada uno los 150 $ diarios, y sobre todo, quién recibe ese dineral? ¿se puede hablar de negligencia, es decir, se puede ser tan gafo para pensar que alguien se olvidó que existían tres mil y pico de containers llenos de comida cuando precisamente el trabajo de PDVAL (y de BARIVEN, filial de PDVSA) es comprar comida y distribuirla en Venezuela? ¿será que el sabotaje del imperio fue hipnotizar a PDVAL/BARIVEN para que olvidara que existían esos containers?
Será Luis Pulido el Ho-Fuk-Shum (por cierto, que apellido tan profético) de este gobierno? (para los que no se acuerdan el Fuk – y bien Fuk que quedó- es el tristemente famoso“ chino de Recadi”)?
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