viernes, 2 de octubre de 2009

Laureano Márquez "Huelga mediática" 02/10/2009

"Me gustan los estudiantes porque son la levadura del pan que saldrá del horno con toda su sabrosura" Violeta Parra

El adjetivo preferido por los gobierneros para descalificar cualquier acontecimiento que contraríe la historia oficial es el de "mediático". Ahora resulta que la huelga de estudiantes que acaba de concluir es "mediática". Se supone que el calificativo indica que es algo creado o inventado por los medios, pero que en verdad no existe. Es decir que estos 173 estudiantes que protagonizaron el ayuno a lo largo y ancho del país, mostrando la dignidad que se puede tener cuando se entrega el alma por los demás, no son reales, son escenografía.

La mejor manera de salirse de ciertos problemas es negar su existencia.

Cuentan estudiosos del cerebro humano que cuando llegaron los primeros barcos de conquistadores y fondearon en las costas americanas, los aborígenes pasaron varios días sin ver las naves que estaban frente a ellos (no es que simulaban, realmente no las veían).

Simplemente el cerebro no tenía los códigos necesarios para comprender aquello que se había anclado en sus costas y no lo podían procesar. Dicho en palabras de Kant y para barnizar este escrito de curtura: el entendimiento no había constituido su objeto.

Algo similar le pasa al gobierno: a falta de códigos para entender la tragedia en la que está inmerso, lo único que se le ocurre es negar la existencia de los hechos, calificando la destrucción con que nos siembran el futuro de "montaje mediático".

Eso de querer convencer a la gente de que no ve lo que efectivamente está viendo, no es nuevo y trajo muy malos resultados al emperador del cuento de Andersen: un tipo excéntrico que vestía de manera diferente a cada hora del día y era presa fácil de los estafadores venidos de otras tierras, como aquellos malandros que se hicieron pasar por tejedores, para arrebatarle las riquezas del país tejiendo un traje invisible sólo para los tontos.

No sé cómo explicarlo, pero flota en el ambiente la sensación de que nuestro gobierno, más que gobierno, es un "montaje mediático", que su esencia es lingüística, que existe sólo frente a las cámaras, que está completamente desnudo y que esta sociedad, chavistas incluidos, naturalmente, finge creer que luce un traje nuevo extraordinario --nadie quiere pasar por tonto y desaprovechar la riqueza fácil-- y se dedica a celebrar la magnífica tela y original diseño. Mientras, los (de) sastres hacen su trabajo: arruinar el reino.

Cuando el negocio finalice y los estafadores huyan, todos caeremos en cuenta.


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