jueves, 23 de septiembre de 2010

El Nacional (Editorial) "EL CAMBIO (o mas de lo mismo)" 23/09/2010


En estos últimos días los venezolanos hemos visto como el jefe del Gobierno se ha comportado públicamente dejando salir su personalidad autoritaria y militarista.

Nada parece importarle como no sea lograr una Asamblea Nacional que se le rinda a sus pies y le apruebe leyes con los ojos cerrados. Se resiste a un cambio institucional, a una lógica y natural expansión del espacio político en el cual puedan expresarse otras voces y otras tendencias ideológicas y, desde luego, a que en el parlamento se le puedan escudriñar las cuentas a las corruptelas bolivarianas.

De manera que no se trata de una lucha de la revolución y de su líder por hacer avanzar el proceso, sino de lograr una amplia complicidad para entorpecer y eventualmente anular lo que en verdad significa hoy la Asamblea Nacional: un organismo prostituido por el oficialismo en aras de darle al Ejecutivo amplias facultades no sólo para legislar sino para sojuzgar a las otras instituciones.

A través del control de la AN ha sido posible que Miraflores nombre a la fiscal de su preferencia, que escoja al bueno para nada contralor y a la defensora del puesto, que ni siquiera tiene las credenciales en derechos humanos para ejercer el cargo.

Párrafo aparte merecen las instancias de justicia en todo el país y en especial en Caracas. Luego de que el comandante ordenara una reforma del Poder Judicial y creara un organismo integrado por personas de alta formación profesional para adecentar los tribunales, hoy tenemos un sistema judicial peor que hace veinte años.

No hay manera de que el venezolano de a pie llegue a las puertas de la justicia y se sienta seguro y no víctima de la maraña de funcionarios e intermediarios que pululan alrededor de los tribunales. Se paga peaje, le exigen al ciudadano trámites y documentos infinitos con la finalidad de que desistan en su petición de justicia o que se bajen de la mula con alguien conectado con el chavismo que pueda "ayudar" a que los casos lleguen a su final.

Para la alta macolla del chavismo, el cambio institucional que exige la población no puede ocurrir porque, si ocurre, quedan al descubierto y con el trasero militar al aire. Pero de la misma manera en que ellos se preocupan en ocultar sus traseros castrenses, los venezolanos que quieren transparencia, cambio y libre consulta de todos los asuntos de la república, van a actuar ya para cerrar esta comedia.

Y este es el punto central del asunto: hay que votar para cambiar la forma de enfrentar la corrupción, la inseguridad personal, la hipoteca vergonzosa del país con las transnacionales en la Faja del Orinoco, el endeudamiento grosero con China y Rusia, el uso de recursos del tesoro nacional para financiar proyectos políticos en el exterior, la firma de tratados con países que fomentan el terrorismo como Irán, y las vinculaciones con las narcoguerrillas colombianas. Por eso el comandante está asustado: porque ahora sí va a rendir cuentas.


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