domingo, 31 de octubre de 2010

Hoy es halloween...uy! que miedo...


En Venezuela, la fiesta de Halloween no ha pasado de ser una mera fiesta infantil. Y últimamente he recibido muchos correos electrónicos alertándome del inmenso peligro que representa el Halloween; me hablan de aquelarres, ritos satánicos, ensalmes druidas, culto a la muerte que son la tapa del frasco de otras tantas pamplinadas que con carácter apocalíptico se enumeran como “grave riesgo” para la fe en especial de los niños que inocentemente se disfrazan con motivos paganos, pero que en el fondo lo que hacen (dicen ellos) es rendirle culto al terror y al miedo.

Yo no le hago caso a esas cosas, en primer lugar porque me parecen salidas de grupos fundamentalistas cristianos (católicos y protestantes), y como todo fundamentalismo tiene que detestarse. Son el tipo de personas que no le encuentran algo bueno a nada; todo les parece malo o pecaminoso; se la pasan viendo al diablo en todo lo que no sea de su agrado o que no les parezca; viven en una eterna “teoría de la conspiración diabólica” anatematizando a quienes no son como ellos ni piensan igual.

Si los niños quieren disfrazarse de espantos, brujas, monstruos (que por cierto, también lo hacen en carnaval y no se levanta la misma polvareda que con Halloween) que lo hagan, y que venga un teólogo o demonólogo a demostrarme que con eso le están rindiendo culto a Satanás. Yo creo que mas bien lo que demuestran es que toda la parafernalia halloweenesca no es mas que una broma, una noche divertida en que saltan de la rutina para divertirse con disfraces y “meros disfraces” nada mas. En la edad media, la época del oscurantismo, celebraciones como ésa indiscutiblemente hubieran terminado en una hoguera encendida por los mismos fundamentalistas que hoy encienden la tea con los correos electrónicos, pero en pleno siglo XXI asegurar que unos niños disfrazados de Frankenstein, del Conde Drácula, de la bruja de Blancanieves o de vaya a saber qué otro personaje salido de alguna mediocre película barata lo que en realidad hacen es rendir un culto esotérico al “dueño de las tinieblas” es rayar en el ridículo… y así todavía tienen el tupé de preguntarse ¿porqué la gente no toma en serio a la Iglesia?

Recientemente he leído conatos de respuesta de unos zánganos sin oficio (por su carácter episcopal no los voy a mencionar) que pretendiendo contrarestar el Halloween han sugerido que los niños se disfracen, no de espantos, monstruos y brujas sino de los Santos de la Iglesia con la intención de cristianizar una fiesta “pagana”. En lo particular me parece que ya un disfraz es una burla al personaje y no deberían utilizar a los Santos para esos menesteres, pero muy bien, digamos que apoyo el proyecto, pero eso sí, que respeten la iconografía religiosa, y que disfracen a las niñas de Santa Rita con su estigma pestilente como astilla clavada en medio de la frente, o de Santa Lucía y que salgan a caminar por la calle llevando un par de ojos en una patena, o de la Virgen de los Dolores, con el corazón por fuera atravesado por 7 puñales, y los niños de San Sebastián, envueltos en un guayuco y con flechas clavadas por todas partes, o de San Juan Bautista llevando la propia cabeza en una bandeja y comparemos a ver cuales disfraces le rinden mas culto al terror y al miedo…

¿Para qué transformar una fiesta que en Venezuela es fundamentalmente infantil en una declaración de apostasía o en documento de abjuración de la fe? Busquen qué hacer, porque habiendo problemas mas importantes que resolver, no hay derecho a que impongan cargos de conciencia con rango de pecado a unos niños que solo quieren pasar un rato divertido.


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