Editorial El Nacional
¡Ojo con los testigos!
Piedras en el camino.
Una cosa es la batalla de los argumentos en pro y en contra de la reelección indefinida, de lo trágicamente inconveniente para el país que es la permanencia de un grupo cada vez más cerrado en el poder, y otra la realidad de cómo se va a librar esa batalla. Esto es más importante que el propio debate. El debate tiene como propósito persuadir y convencer, la oposición se afana en argumentar, mientras el oficialismo anda a la carga, sin reparar en argumentos porque el Presidente supone que él está predestinado para controlar el destino y la vida de los venezolanos, según sus designios.
No obstante, como lo plantea este domingo Javier Pereira en Siete Días, la cuestión tiene aspectos muy arduos y muy complejos. De ahí que el reportaje se titule simplemente, "15-F, referéndum de alto riesgo". El riesgo no es para el proyecto chavista, todo lo contrario, es para quienes abogan por el No, contra el poder vitalicio y el personalismo. Recordemos lo pasado el 23 de noviembre de 2008 en el municipio Páez, en el Zulia, donde el oficialista Di Martino obtuvo 100% de los votos. La trampa se repitió en otros municipios.
La cuestión tiene que ver fundamentalmente con los testigos, la falta o la ausencia de los testigos pone el juego en manos del oficialismo. A ellos no les faltan personas que cuiden los votos porque las paga, las vigila y las controla. Se necesitan 104.697 testigos. Pero bien entrenados, dispuestos a quedarse hasta última hora en los centros y en las mesas, pues nunca un adversario había sido más marrullero.
Se sabe que en las elecciones del 23-N muchos testigos de candidatos de oposición fueron "invitados" o "tentados" por los agentes oficiales y premiados generosamente. Las advertencias de ahora son dramáticas no sólo por los apremios del tiempo sino porque el Presidente considera esta prueba como de vida o muerte para su proyecto político.
A Chávez se le corta la voz cuando piensa que algún día tenga que irse del poder. Sospecha que fuera de estas felices aguas se sentiría como los pescados. Los riesgos presentados en Siete Días son suficientemente significativos como para que la oposición le conceda prioridad a la cuestión organizacional y se preocupe menos del debate. A estas alturas el desafío está en las mesas, en un CNE parcializado y definidamente favorable al chavismo.
El ambiente de la calle no ofrece misterios. La gente está contra la eternización del Presidente, de los gobernadores, de los alcaldes. El primer mandatario se sintió derrotado si iba solo y por eso inventó esa fórmula de que todo el mundo debe envejecer en sus cargos. Venezuela será un país joven gobernado por una gerontocracia roja y corrupta. No habrá en el mundo un caso como el venezolano, en el supuesto negado de que la enmienda sea aceptada.
Como se pone de manifiesto en Siete Días, la participación masiva es el secreto de esta prueba. Las derrotas gubernamentales del 2 de diciembre 2007 y 23 de noviembre 2008 demuestran la gran vulnerabilidad del chavismo, cada día más anquilosado. Pero ¡ojo con los testigos!
Tomado de Noticiero Digital
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