lunes, 23 de agosto de 2010

Claudio Nazoa "El camarada Mamagüela" 23/082010

A los 17 años de edad vivía en Villa de Cura. Allí, no sé ni por qué, pertenecía a la Juventud Comunista de Venezuela, que para la época era una organización ilegal.

Me la pasaba haciendo pintas, vendiendo Tribuna Popular, organizando protestas y lo más fastidioso, asistiendo a reuniones para hablar paja comunista sobre el marxismo, el Leninismo y el socialismo. Con devoción evangélica, leíamos Tribuna Popular y otros panfletos para discutirlos y analizarlos.

Estaba metido en eso continuando una especie de tradición familiar, ya que desde que tengo uso de razón mi casa siempre fue (y es) un centro de conspiración contra todos los gobiernos.

Por pensar libremente, Pérez Jiménez expulsó de Venezuela a mi padre y nos mandaron durante tres años a pasar trabajo en Bolivia.

Era una época peligrosa para disentir y escribir contra el gobierno; no como ahora, que uno cuenta con la Fiscalía, La Defensoría del Pueblo y El Tribunal Supremo de Justicia.

Las reuniones de catecismo comunista eran en Maracay, en un sitio "secreto" que quedaba en la Facultad de Agronomía de la UCV. Allí nos adoctrinaba un individuo bastante grotesco, al que llamaban el Camarada Mamagüela, quien, supuestamente, era un experto en marxismo-leninismo.

Las clases de comunismo, igual que las de cualquier dogma, aunque las dicten el propio Carlos Marx o Lenin, suelen ser un turustustús chino y si a eso le agregamos que el "sitio secreto" estaba en Maracay, en un cuarto sin ventilación, a 40º C, aquella tortura era una ladilla pero con espuelas que pica y puya.

En esa época estaban de moda Los Beatles, músicos que descubrí gracias a mi padre, quien llevó a casa un disco de los genios de Liverpool. Estaba fascinado con ellos, escucharlos era ser partícipe de la revolución de la música. Eran y son lo máximo.

Se había desatado la beatlemanía, el mundo estaba cambiando y yo, como un pendejo, oyendo al Camarada Mamagüela con aquel calorón en Maracay.

Busqué muchas excusas para salirme de aquel atraso. Ninguna era apropiada. Me sentía culpable si me salía. Me parecía que estaba haciendo algo malo si saltaba la talanquera.

Estaba como los militantes del partido PPT de hoy, que les da pena haber estado, estar y no estar. Ellos saltan la talanquera pero se quedan haciendo equilibrio en el medio, son unos ornitorrincos políticos, medio de izquierda y medio de derecha.

Un día, el Camarada Mamagüela, en una de sus reuniones, dijo: "Hemos notado que el Camarada Iky (esa ridiculez era mi pseudónimo) tiene ciertas desviaciones pequeñoburguesas y anda escuchando a un grupo musical que representa la decadencia de la burguesía y del imperialismo internacional, que ha esclavizado a nuestros pueblos desde Cristóbal Colón.

Así que... camarada Iky, ¡usted tiene que decidir ya! ¿Qué prefiere? ¿La gloriosa Juventud Comunista de Venezuela o la decadencia inglesa? Fue mi gran oportunidad.

Casi gritando, respondí: "¡Los Beatles! ¡Los Beatles, Camarada Mamagüela!".

Di un salto de talanquera para la derecha, el cual todavía me tiene saltando, pero para la derecha de verdad, la progresista, la que hace que el mundo avance, la de Michelle Bachelet o Nelson Mandela; no para esta derecha socialistafascistacomunista inspirada en Mussolini, Hitler, Fidel y Pinochet, atrasada, corrupta y criminal que azota a los pueblos de Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela.

¡Gracias, Camarada Mamagüela, por abrirme los ojos!


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