domingo, 7 de septiembre de 2008

CARTA ABIERTA AL CARDENAL FRANCIS ARINZE


CARTA ABIERTA AL CARDENAL FRANCIS ARINZE (esperando que la lea)


Sr.Francis Cardenal Arinze
Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los Sacramentos
Ciudad del Vaticano.


Muy apreciado Cardenal Arinze:
Me parece, por los motivos que a continuación expondré, una soberana tontería esa carta suya a las conferencias episcopales "invitándolas" a suprimir el Santo Nombre de YAHVÉ en la liturgia, las oraciones y los cantos:

1.- Ud. se plega a una tradición bíblica en específico (la tradición Sacerdotal) olvidando que también existe una tradición Yahvista que no tiene empacho en pronunciar y escribir el nombre de YAHVÉ, y que es tan válida como la anterior.

2.- Ud. pondera una costumbre judía (¿para complacer a quién?), que podrá servir bien al pueblo de Israel y en especial a los ultraortodoxos que se andan raspando la frente en el Muro de las Lamentaciones, pero que para el pueblo católico, en especial al latinoamericano y muy en especial al pueblo católico joven, acostumbrado a llamar pan al pan y vino al vino, con nuestras propias tradiciones y nuestras propias fórmulas de respeto pareciera no encajar con esa "eliminación" que ud. pretende.

3.- ¿Recuerda ud. el Concilio de Jerusalén? la Iglesia de Jerusalén defendía que a los conversos gentiles se les tenía que circuncidar y que debían cumplir la ley de Moisés para poder salvarse (Hechos 15) y cuál fue la respuesta frente a estas grandes costumbres judías, tenidas por indispensables y de rigurosa observancia?: "Hemos decidido, nosotros y el Espíritu Santo no imponeros mas cargas que las indispensables: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós."
Allí cayeron dos "férreos dogmas" judíos y comenzó la verdadera universalidad de la Iglesia en la que no era obligatoria la conversión al judaísmo ni el cumplimiento de sus leyes ni el seguimiento de sus costumbres. Entonces, porqué seguir costumbres judías en lo tocante al Santo Nombre de YAHVÉ? Creo que lo que le dijo Pablo a Pedro en Gal. 2,14 bien pudiera decírselo a ud. mi querido Cardenal Arinze: "Pero en cuanto vi que no procedían con rectitud, según la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: «Si tú, siendo judío, vives como gentil y no como judío, ¿cómo fuerzas a los gentiles a judaizar?"

4.- Me parece que ud. está pescando en pecera. Hago memoria en este momento y no recuerdo, en la liturgia de los Sacramentos y en las oraciones una sola ocasión en la que se mencione el nombre de YAHVÉ, así que es muy fácil prohibir lo que no existe pero... en la Liturgia de la Palabra, especialmente en los Profetas, cómo eliminar la imperiosa invitación de Isaías a que se atienda el mensaje de Dios (Is.1,2) "Oíd, cielos, escucha, tierra, que habla Yahveh", el hermoso reconocimiento de la poquedad de Jeremías (1,6): "Yo dije: «¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho.»", o la profunda confianza de Job (1,21): "Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá retornaré. Yahveh dio, Yahveh quitó: ¡Sea bendito el nombre de Yahveh!" por cierto que las citas están tomadas de la Biblia que ofrece la página del Vaticano http://www.vatican.va/archive/ESL0506/__INDEX.HTM
5.- Ud. cree que si YAHVÉ no hubiera querido que mencionáramos su nombre se lo hubiera revelado a Moisés? o que nos hubiera dado el mandamiento de no tomar su Santo Nombre en vano? En el catecismo de la Iglesia Católica, cuando se analiza el 2º Mandamiento no encontramos ninguna prohibición de mencionar a Dios como Yahvé, al contrario, lo que nos pide a los católicos es el sumo respeto, la debida reverencia
2142 El segundo mandamiento prescribe respetar el nombre del Señor. Pertenece, como el primer mandamiento, a la virtud de la religión y regula más particularmente el uso de nuestra palabra en las cosas santas.
2143 Entre todas las palabras de la revelación hay una, singular, que es la revelación de su Nombre. Dios confía su Nombre a los que creen en El; se revela a ellos en su misterio personal. El don del Nombre pertenece al orden de la confidencia y la intimidad. ‘El nombre del Señor es santo’. Por eso el hombre no puede usar mal de él. Lo debe guardar en la memoria en un silencio de adoración amorosa (cf Za 2, 17). No lo empleará en sus propias palabras, sino para bendecirlo, alabarlo y glorificarlo (cf Sal 29, 2; 96, 2; 113, 1-2).

6.- En el caso de que se atienda seriamente su carta en las Conferencias Episcopales (en Venezuela tenemos un dicho histórico que resale a los tiempos de la Colonia "Se acata pero no se cumple"), no me explico porqué circunscribir la prohibición de nombrar a Dios como YAHVÉ solo en la liturgia, las oraciones y los cantos. Es que acaso sólo se lesiona la majestad sublime del nombre de Dios si se le menciona en la Liturgia, las oraciones y los cantos? no sería preferible y mas cónsono con vuestra legítima preocupación también modificar la traducción de la Biblia que el Vaticano ofrece en su página web y cuyo enlace escribí anteriormente? no sería también necesario hacer extensiva esa carta a todas las facultades de teología del mundo, haciéndo partícipes a todos los profesores de Sagrada Escritura de tal prohibición? cuál cree ud. que sería la respuesta de l'Ecole Biblique de Jerusalén o de la Gregoriana o de la misma Sorbonne?

Con el debido respeto a su investidura cardenalicia, pero toda esta "vicenda" me recuerda un chiste español en el que el padre le dice al hijo: "Hijo, si me muero en Barcelona, que me entierren en Madrid, y si me muero en Madrid, pués que me entierren en Barcelona" El hijo, extrañado le pregunta: "Y eso porqué, papá", y el anciano le responde: "por joder hijo, solo por joder".

Atentamente

Carlos Mario Ares
sacerdote
PS: el texto de la carta del Cardenal Arinze se encuentra en: http://elblogdelpadrecarlos.blogspot.com/2008/09/texto-de-la-carta-del-cardenal-arinse.html


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Es de mi parecer, que tratar de suprimir el nombre de Yahvhe de toda la liturgia, sería como facilitar lo que plantean nusstros hermanos separados de llamarlo "Jehova", como la traducción del nombre al español. Adicionalmente, sería como entrar ek¿n las tradiciones judías donde el nombre de Yahvhe no debe ser nombrado. Ahora tendríamos que cambiar toda la Sagrada Escritura, y eso si sería cosa de hombres, nada inspirado por el Espíritu Santo.