lunes, 4 de agosto de 2008

QUIÉN PODRÁ APARTARME DEL AMOR DE CRISTO?


QUIÉN PODRÁ APARTARME DEL AMOR DE CRISTO?

Esta pregunta hecha por San Pablo al inicio de la segunda lectura del domingo pasado es retórica. Él mismo se pregunta y él mismo se contesta.
Es una pregunta/respuesta basada probablemente en la experiencia de fe y vida del Apostol de los Gentiles y por lo tanto personal, íntima y tocante solo a él pero iluminadora al mismo tiempo. No creo que sea directamente para nosotros aún cuando pablo utilice el plural (que bien pudiera ser mayestático, herramienta recurrente en sus cartas). La lista de peligros que atentan contra el amor de Cristo (¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?) son las peripecias sufridas tanto por Pablo desde su conversión en el camino hacia Damasco como por los cristianos que él perseguía antes de su conversión (y que por cierto fueron el testimonio que mas influyó en su cambio) como por la situación en que se encontraba actualmente la comunidad cristiana de Roma.
Nuestra versión está bien traducida "Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó", sin embargo la ambigüedad del tiempo verbal podría confundir (la 1ª persona del plural del presente de indicativo es semejante a la 1ª persona del plural del pasado, y no tiene que existir concordancia entre el tiempo del verbo salir y el verbo amar, que sí está en pasado), así que persiste la duda de si se refiere a su persona exclusivamente o bien al ánimo que quiere insuflar Pablo frente a las circunstancias de persecución que sufre la iglesia de Roma. Si atendemos a la explicación generalizada, la Carta a los Romanos es una especie de "tarjeta de presentación" de Pablo, interesado en visitar esa iglesia particular, por lo que el Apostol no sólo debe dar muestras de la doctrina que cree y predica (de ahí la densidad teológica de los primeros capítulos, sino que debe demostrar a la comunidad romana que tiene bien ganado el título de Apostol con el que se presenta en el capítulo 1, de ahí presentarse como vencedor en las adversidades gracias a la fe). El asunto es complejo: habla de él o habla para la comunidad cristiana de Roma?

Lo cierto es que si bien la experiencia de San Pablo nos recuerda que en todas las adversidades vencemos, se olvidó mencionar al único que puede apartarnos del amor de Cristo. Porque si alguien es capaz de apartarme a mí del amor de Cristo, ese soy yo mismo!. Ciertamente mi egoísmo, mi soberbia, mis vicios y pasiones pesan mas que la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros y la espada por separado y todas juntas. Todas las condiciones que San Pablo menciona son externas a mí, provocadas por otros y por lo tanto "puedo soportarlas todas en Aquél que me conforta" pero, cómo puedo estar en contra de lo que yo mismo he consentido? cómo puedo detestar lo que yo he elegido como modo de vida? cómo asquearme de lo que he convertido en deleite? "Hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que quiero" es el llamado de auxilio que debo hacer a la recta conciencia para que "donde abundó el pecado sobreabunde también la Gracia".

Tal vez el verbo clave sea "VENCER", no solo frente a las adversidades "ad extra" sino especialmente con las "ad intra", porque nada hay de afuera que pueda hacer al hombre impuro sino lo que sale de dentro de su corazón. Y es aquí donde entra el amor de Dios que como rayo de luz tumba mi concupiscencia y mi soberbia en el camino de Damasco... un amor de Dios que perdona, que salva, que redime, porque la Gracia de Dios es eficiente, sanante y suficiente. La Gracia de Dios, como regalo, puede aceptarse o rechazarse, la inteligencia como potencia del alma sabrá decirme que debo hacer en el momento de decidirme entre los placeres efímeros (ídolos de barro que no pueden salvar, porque tienen pies y no caminan, orejas y no oyen, narices y no huelen, son hechura de la mano del hombre) y el deseo de alcanzar la salvación que Dios me ofrece en Jesucristo. Como se lo recuerda Yahveh Dios al pueblo de Israel durante su peregrinación por el desierto: "Pongo delante de tí la vida y la muerte, el agua y el fuego, te darán lo que tu elijas"

El verdadero peligro es que el único que puede apartarte del amor de Cristo... ese eres tú mismo!

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