domingo, 31 de julio de 2011

Comenzó la guerra de los olores


Se desató la guerra de los olores aunque hedores debería ser la palabra ideal porque lejos de agradar, ambos provocan repulsión. Por “ambos” me refiero a los hedores y no a los contendores aunque usted, si quiere, puede entender lo que le parezca mejor.

Yorch Doboliu Busss responde con un gancho al hígado a aquel recto al mentón que le propinara chavez en la ONU. Si para chavez, Bush era el diablo y olía a azufre, pues ahora Bush responde: “yo puedo oler a azufre pero chavez está oliendo a formol”.

Este señor Bush no es santo de mi devoción; yo pensaba de él lo mismito que luego Oliver Stone (que tampoco es otra de mis devociones) plasmó en su película “W”. Un bueno para nada, hijo de papá, incapaz de tomar una decisión acertada si no tiene a alguien (Cheney) que le diga qué es lo que tiene que hacer o decir.

Ante la diatriba que ha suscitado la enfermedad del presidente…que si tiene cáncer…que no tiene nada…que si le extirparon un tumor…que solo fue una liposucción…que el camarada está recibiendo quimioterapia…que todo es un engaño y demás decires, el hecho que Miraflores no haya contestado la salida de GWB con alguna de las respuestas prefabricadas y tomadas fielmente del “Dictatorship for dummies” al estilo: Yankee de mierda, anda a lavarte el paltó, enrolla ese comentario y te lo metes en el…bolsillo, me da que pensar.

¿Será que el mamma’s boy son of a gun la pegó? ¿Que espetó una verdad tan meridiana que no dejó lugar a respuesta alguna que no pudiera venirse a tierra en un futuro cercano? ¿Que la cosa como que es cierta? ¿Que sí como que ya empieza el tufillo a formol?

Habrá que esperar para saber quién tiene la razón, porque el tiempo es la mejor herramienta para descubrir la verdad, y como dice la Sagrada Escritura: “No hay nada oculto que no llegue a saberse”, pero mientras tanto usar Glade no viene mal y si es en el carro, la “chica fresita”.

Amanecerá y veremos

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