domingo, 6 de julio de 2008

Jon Jen, tú a mí no me jodes!

En el variopinto lenguaje presidencial que a lo largo de los años nos ha venido despertando a la realidad también soez de nuestros máximos dirigentes se destaca de manera especial, tal vez por ser la primera, aquella "máxima de perfección" que pronunciara un iracundo Jaime Lusinchi delante de todas las cámaras de televisión y dirigida a un asombrado periodista: "Tú a mí no me jodes!"

La real novedad residió en haberla dicho en televisión, ya que si a ver vamos, ¿qué prístina e impoluta creatura por cuyas venas no corra también la sangre de los reinos de Castilla y Aragón puede arrojar la primera piedra como signo de no haber dicho nunca o ni siquiera pensado tan enjundioso verbo?


De ahí que la tome prestada del léxico presidencial para dirigírsela a quien creo merecedor en estos especiales momentos que vive nuestra diócesis de Cabimas.


Jon Jen Siu: tú a mí no me jodes!


Debo reconocer que cuando te conocí, aparentabas ser un joven de vocación sólida, muy centrado y definido en lo que aparentemente había sido una elección personal de Dios al sacerdocio ministerial. No conozco tu desempeño en el Seminario pero me imagino que no fue ni malo ni mediocre. Como tampoco, ya como sacerdote fue mala y mediocre tu afición al dinero, a las ganas de tener siempre más. Que venías de raíces pobres? eso no justifica darle al ministerio ribetes crematísticos, convertirlo en caudaloso río de prebendas.


Ahora entiendo porqué cada vez que se discutían los aranceles en reunión del clero, tu eras el primero en promover subidas rayanas en la exorbitancia. Sustituíste al Dios de Jesucristo por el dios dinero, tus laudes y vísperas eran los balances bancarios, tu ejemplo a seguir fue Simón el mago, tu culto fue el (bajo) vientre.


Ni siquiera viviendo amancebado tuviste la decencia de sincerarte en tu vocación y dejar un ministerio al que ya le habías causado bastante daño... porque no lo dejaste hasta que encontraste la manera de seguir "con el chivo y el mecate", con tus negocios, con tu dinero, con tu mujer y seguir jugando al cura (que ya no eres) en esa secta de pacotilla que tiene el tupé de autodenominarse "iglesia católica reformada de Venezuela", añadiendo a tu persona los calificativos de hereje y cismático cual soberana guinda de torta.


Yo me pregunto: ¿dónde estudiaste Cristología, en el Palmar de Troya? dónde eclesiología, en el Ecône? Tu crees que el episcopado viene como premio en las cajas de jabón?. El verdadero episcopado no, pero esa estafa a la que te prestaste, recibiendo un falso orden episcopal ya dice mucho de tu verdadera ¿fe?.


Pero el colmo fue cuando leí unas declaraciones tuyas en las que te autodefines como "valiente" por haber contraido matrimonio civil con la que fue tu amante ("querida" en criollo). Es que acaso tu viviste engañado en el seminario, ignorando el verdadero estilo de vida del sacerdote? llegaste a la ordenación diaconal sin saber las implicaciones del celibato sacerdotal? Y vuelvo a preguntarme, quién de verdad es el valiente? el que rehuye de sus obligaciones, el que rompe sus promesas el que traiciona a la verdadera Iglesia de Cristo o el que asume el celibato sacerdotal como expresión de la entrega total al Señor? Por eso Jon Jen, tú a mí no me jodes!


Fuiste un fraude como sacerdote y serás un fraude como "obispo" de esa secta. Genio y figura hasta la sepultura reza el aforismo español. Encontraste en esa (pseudo)religión el placebo perfecto que te permite vivir y hacer cómo te da la gana, pero en el fondo sabes bien que todo es una payasada de niño malcriado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La verdad sea dicha. Muy bueno su artículo

Anónimo dijo...

e da una inmensa alegría, saber carlos mario, que el tiempo te ha hecho un defensor de la fe católica. Y tu oración, inunda la vida de quienes te hemos querido y admirado. Muchos creímos en ti. Confiamos la administración de nuestros sacramentos a ti y me fortalece leerte, como siempre con el lenguaje mordaz directo y sincero. Me alegra seas el mismo de siempre, irreverente y rebelde a quien atenta contra nuestra madre iglesia, eso nos da ánimos y nos da la fortaleza de juntos seguir en la barca del señor. Y sigamos rezando por nuestros hermanos, en especial por Jon Jen, y se que lo haces. Oscar.